Título en inglés: "Why is that man always preaching so hard?" (Paul Washer) (10.36 min, subido por LaneCh)
¿Quieres saber el por qué?
Escúchame: el mayor juicio que puede caer sobre un pueblo es cuando Dios retira de ellos la revelación de Sí mismo.
Ves, te has sentado aquí y allá, y has escuchado palabras poderosas y magníficas sobre el evangelio de Jesucristo. Imágenes llegan a ti a través de la predicación de los atributos de Dios, de Quién Es Él, pero en el Día del Juicio todo será quitado de ti y no verás a nada ahí.
No habrá ninguna revelación de la que aprender, ninguna relevación para creer, ¡se acabó!
Dios dijo: “Me he hecho conocido a ti, pero, aunque conociste a Dios no me honraste como Dios ni diste gracias.” Se fue. Andarás a tientas en la oscuridad y serás entregado a la oscuridad eterna.
Además, no hay un arco iris en este trono. El trono en el capítulo 4 tiene un arco iris. No hay ningún arco iris aquí.
El arco iris representa los pactos de Dios, las promesas de Dios. ¿Qué te dijo Él? “Todo el día he extendido mis manos a un pueblo.”. Todo el día, promesa tras promesa. Me maravillo en Isaías 55. Porque en Isaías 55 y 56 hay tan grandes promesas dadas a gente malvada basadas en la obra del Mesías. Y en el capítulo 54 basado en la obra del Mesías hay tantas grandes promesas dadas, que en el 56 Dios tiene que convencer al pueblo de que es realmente verdadero.
Es tan bueno -es demasiado bueno para ser verdad- pero Él dice: No, ¡es verdad!. Les prometí esto y aquello y lo demás, todo en Mi Hijo. ¡Tan sólo vengan!. Y ellos no lo hicieron. Pero en el día del juicio no se darán promesas. No habrá pacto. Ningún trato se hará en aquel día. No hay arco iris.
Además, no hay pequeños tronos acá en Apocalipsis capítulo 20. En el capítulo 4 había pequeños tronos también. Es un Dios severo. Por mandato, ha retirado todo otro trono y Dios está diciendo: “¡No, estas personas negociarán conmigo solamente/a solas!”
No habrá ángeles sentados sobre tronos a mi entera disposición para darles una palabra a ellos, nadie para ministrarles... ¡No! Soy su Dios, les he dicho que se prepararan para encontrarse con su Dios. No lo hicieron. Ahora, me tienen solamente a Mí con quien tratar.
Además, en aquél trono no habrá un coro angelical, ningún canto gozoso. Ninguna voz de alegría se escuchará. Aún las más grandes criaturas, las criaturas vivas que se paraban alrededor del trono clamando: “¡Santo! ¡Santo! ¡Santo!” día y noche continuamente han sido sacadas. Ninguna palabra de aliento, ninguna esperanza; sin ayuda, sin música.
Canción tras canción has escuchado en esta iglesia, y en esas canciones promesa tras promesa del poder salvador de Dios en Jesucristo. En aquel día, todas esas canciones serán quitadas. No habrá nada para que escuches, excepto el silencio de un golpe de martillo: “¡Juzgado!”
Además, no habrá más rayos o truenos.
Dices: “Bien, eso es algo bueno.”
No, no lo es. Es algo terrible. Déjame compartir contigo, “¿Por qué ese hombre siempre predica tan duro?” “¿Por qué él siempre está diciendo cosas tan horrendas?” “Si tan sólo se refrenara un poquito habría muchas personas en la iglesia.” “¿Qué hay de esos duros dichos y palabras duras?” “¿Por qué nos golpea/hiere tanto?”
¿No entiendes que los truenos y los rayos eran advertencias, resonando desde el Sinaí? El día del Juicio -cuando Dios juzgó a Adán y Eva- ... ¿no entiendes que esos juicios también eran actos de misericordia?
Él dijo: Van a vivir en un mundo caído, y cada vez que suden, y cada vez que sufran soy Yo gritándoles: – ¡Caído, Caído! ¡Vuélvete, Arrepiéntete! ¡Ven y sé salvo!
Cada vez que una mujer da a luz en dolor, es Dios gritando: “¡Estás caída, caída, regresa a mí y sé salva!”
Cada trueno, cada relámpago del Sinaí era: “No puedes guardar esta ley, ¡Necesitas un Salvador!”
Cada trueno y relámpago en las prédicas… cada pala bra dura es Dios diciendo: ¡Mira/Fíjate, esto es real!
Pero aquí, el juicio de Dios está demostrado en que los truenos y relámpagos han sido removidos. Ya no hay necesidad de eso, porque ya no hay necesidad de advertencia. Porque sólo se advierte al hombre para que corra por las promesas, pero cuando ya no quedan promesas no hay necesidad de avisos.
Además, no hay 7 antorchas representando el Espíritu de Dios, se fue. El Espíritu de Dios es el único medio por cual un hombre puede ser salvo. Toda gracia y todo conocimiento de Dios es comunicado a los hombres por medio de la obra del Espíritu Santo. Pero aquí en el día del juicio, el Espíritu se ha ido. Y sin Él, no hay esperanza de salvación.
Además, no hay una vereda celestial haciendo un camino de vuelta a Dios y no hay mar de cristal representando la paz con Dios, ¡se fue!
No hay ángeles volando con brasas rojas y calientes para quemar el pecado de la boca de los hombres ¡No están! Y se han ido, porque no hay más un Cordero viéndose como si hubiera sido matado. Porque Aquel que fue matado está sentado sobre el trono juzgando al mundo como el Rey de Dios y el Mesías de Dios.
Y no hay voz de trompeta diciendo como en el versículo 1: “Suban aquí, acérquense.” Solo hay una voz de doble filo diciendo: “¡Apártense de mí, hacedores de iniquidad. Nunca los conocí!”
¿Puedes imaginarlo? No lo digo para herirte, no lo digo para molestarte o para hacer que tengas un día terrible, ¡pero tienes que ver la seriedad de rechazar a Cristo!
En aquel día Dios en persona dirá: “¡Depreciaste a mí Hijo! Has llamado impura a la sangre del pacto, como si fuera la sangre de un cerdo! ¡Has ofendido mi Espíritu de Gracia! ¡Apártense de Mí hacedores de iniquidad !” Va a suceder... va a suceder.
Aquel que se sienta en el trono – ¿Quién es el que se sienta en el trono? Bueno, como he dicho, la Biblia dice que Dios está sentado sobre el trono. La Biblia también dice que Jesucristo, Su Hijo, está sentado sobre el trono. Se llama el Asiento del Juicio de Cristo, y el Asiento del Juicio de Dios, y aquí está el propósito de Juan, ... no es para delinear o para dividir o para ser especifico, es simplemente para decir esto: ¡En aquel día serás juzgado por la plenitud de la Deidad! No será el hijo de un carpintero, no será un Jesús tierno y humilde, no será un pastor con un escondite. ¡Será Dios en toda la plenitud de la deidad desnuda, cegándote, con (Su) santidad y justicia!
Además, deberíamos notar que Aquel que está sentado sobre el trono está sentado. Tan sólo mira eso: Él está sentado. El hecho de que Dios esté sentado sobre el trono representa una resolución, una perfecta determinación soberana. Él no está molesto, Él no está ansioso, esto no le agarró por sorpresa. Es el mundo el que será pillado desprevenido en aquel día, no Dios. Él planeó esto desde toda la eternidad. Me recuerda un pasaje en Salmos 2, dónde dice:
“¿Por qué se amotinan las gentes, y los pueblos piensan vanidad? Se levantan los reyes de la tierra, y los príncipes consultan unidos contra Jehová y contra Su ungido, diciendo: Rompamos sus coyundas, y echemos de nosotros sus cuerdas. El que mora en los cielos se reirá; el Señor se burlará de ellos.”
¿Te das cuenta de que en el día del juicio, si cada criatura en el infierno y cada criatura que alguna vez ha estado en la tierra – toda la creación completa – fuere a levantarse contra Aquel sentado sobre el trono, ellos no tendrían la fuerza del más débil de entre ellos levantándose por sí mismo. Sería como un ácaro golpeando su cabeza contra el mundo de granito.
Éste es el Dios con quien tienes que tratar. Cada uno de ustedes. ¿Te asusta? Si la sangre de Cristo no es tu esperanza, debería asustarte.
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