Título en inglés: "This is war - Paul Washer" (14.34 minutos, porción de un mensaje cargado por I'll Be Honest, will you?)
Antes que nada un gran amor: "Amar al Señor nuestro Dios con todo nuestro corazón, alma, mente y fuerza". Y eso debería ser algo que esté puesto ante nosotros diariamente. Como vemos en Deuteronomio capítulo 6, es algo que debería estar escrito en los dinteles de nuestra casa. Que cuando salgamos, cuando entremos, seamos constantemente recordados de que la gran cosa que tenemos que hacer es amar al Señor nuestro Dios. Que cuando todo se reduce a la raíz básica de todas las cosas, tengo que amar al Señor mi Dios y debo ser recordado, se me debe recordar, de que esto es lo que tengo que hacer. Tengo que tener un gran amor y, por otro lado, tengo que tener una gran pasión.
Escuchamos a Mateo 6:33 que, como que lo resume todo: “Pero busquen primero Su reino y Su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas.” ¿Caramba!, que distintos seríamos si sólo esos dos versículos fueran tomados seriamente! ¡Si sólo esos dos versículos fuesen traídos ante nuestros ojos dos o tres veces al día! Y, como dije esta mañana, ¿no es verdad que tú y yo podemos pasar semanas sin recordarnos de las cosas más importantes en la vida cristiana? Las cosas que Dios mismo encarnado especificó para nosotros son olvidadas en medio de toda nuestra actividad y todas nuestras ocupaciones.
Y todo lo que hacemos tenemos que hacerlo porque es la voluntad de Dios, y porque trae gloria a Dios, aún la tarea de más ínfima importancia.
Algo que frecuentemente me pregunto: “¿Cuándo fue la última vez que bebisteste un vaso de agua para la gloria de Dios? ¿Que saboreaste un vaso de agua para la gloria de Dios? ¿Cuándo la bebiste sabiendo que es un regalo de Dios?” Viene de Él, y es para volver a Él en alabanza. En un sentido, tenemos que recordarnos de Él cada vez que pensamos, cada vez que nos miramos nuestras manos y pies, cada vez que intentamos realizar cualquier esfuerzo, tendríamos que hacerlo para la gloria de Dios.
No ha habido nunca una época en la vida de Paul Washer en el que yo haya amado a Dios como Él debería ser amado. Y no ha habido nunca en la vida de Paul Washer una época en que yo haya glorificado a Dios como Él debería ser glorificado. ¿Ves?, cambia todo, ¿no es así? Ahora, no se trata sólo de un puntilloso sistemita legalista que puedas chequear y decir: “Soy un hombre justo.”
¿Te fijas?, la santidad, cuando se llega a ella, es la separación de las cosas que desagradan a Dios, con el fin de ser apartado para la Persona de Dios. Estimar a Dios sobre todas las cosas, infinitamente sobre todas las cosas. Su valor, y vivir de acuerdo con esa estimación. De modo que como hombres, nuestro objetivo es aprender, es crecer en esta verdad de que todo lo que hagamos tenemos que hacerlo para la Gloria de Dios.
He conocido hombres en el mundo que no sólo estaban consumidos por pasiones, sino que estaban controlados por ellas, hombres controlados por una pasión singular. Te daré un ejemplo perfecto. Está por ocurrir entre nosotros aquí, y son las Olimpiadas. Y de ninguna manera quiero hablar de eso desde una perspectiva negativa, sino que quiero usarlo como un ejemplo. Hay hombres que desde que tenían 6 años no han hecho nada sino correr una carrera de 100 metros. Cada día de su vida desde que tenían 6 años de edad. Ellos han, se han quedado sin dormir. Se han quedado sin hobbies. Se han quedado sin vidas. Se han quedado sin citas. Se han quedado sin absolutamente nada en sus vidas con un propósito: correr una carrera de 100 metros y ganar una medalla. ¿No es cierto?
Mira a los que hacen los, los gimnastas. Ellos son absolutamente asombrosos, sus cuerpos. Muchos de ellos desde que tenían 3 y 4 años (de edad). Todo lo que han hecho es comer y dormir esta pasión.
Y entonces estamos nosotros. No es alguna medalla de oro para ser colgada en nuestros cuellos, o alguna corona de laurel que será puesta en nuestras cabezas que sólo durará un día. Sino que tú y yo, tú y yo somos llamados a ser controlados por una pasión singular: el hacer la voluntad de Dios, y por una corona que no perece. Debemos luchar para estar en el centro de la voluntad de Dios.
Ahora, otra cosa que Él nos ha dado, no solamente un gran amor, no sólo una gran pasión, sino que también nos ha dado una gran comisión.
Hombres, no fuimos hechos para vivir como la mayoría de los hombres. ¡Fuimos hechos para pelear!. ¡Fuimos hechos para luchar!. ¡Fuimos hechos para trabajar!. ¡Fuimos hechos para conquistar! Fuimos hechos para entregarnos a algo que es eterno.
Adán recibió el mandato, ¿ para qué? Para ir y someter. Para conducir todo en la creación en armonía con la voluntad de Dios. Para hacer todo su gobierno, todas sus cosas, en el contexto de la voluntad de Dios. Ahora vivimos en un mundo caído, que vive en oscuridad y muerte. El reino del malo se esparció rápidamente a través de la tierra.
Ni tú ni yo fuimos llamados a jugar videojuegos. No fuimos llamados para sentarnos frente al televisor. No fuimos llamados a darnos a trivialidades. ¡Fuimos llamados para el avance de un Reino! ¡Para vivir con una Pasión! ¡Para pelear por Él! Y para solamente, de vez en cuando, dejar caer nuestras espadas y buscar una sonrisa.
¡Yo quiero luchar! ¡No quiero comodidad! No quiero descanso en Sión, porque el Reino de Dios es construido no por los que, con mucho, descansan en Sión, sino por los que salen a las calles y pelean. Y las armas de nuestra batalla no son carnales, son poderosas: la oración intercesora, la proclamación del Evangelio y amor sacrificial.
Hombres, ¡levántense, oh hombres de Dios! ¡Hagan lo que fueron llamados a hacer! ¡Sean fuertes y valientes! y sepan que les va a costar – Posiciónate al lado de Jesucristo y Su causa y observa al diablo venir detrás de ti - zarandeándote por dentro y por fuera. Pero, ¡de eso se trata la guerra!
Así que Él nos ha dado la gran comisión de ir de un lado a otro por la noche diciendo: “Hay un lugar, hay un lugar, donde Él no es adorado, donde Él no es adorado. ¡Hay un lugar adonde Él no es adorado! ¡No puedo dormir! ¡Hay un lugar donde Él no es adorado! ¡Hay un lugar donde la bandera de Sión no flamea!”
¡Es para eso que fuimos hechos! Para dejar de lado nuestras pequeñas causas temporaless y para entregarnos a esta única gran batalla!
Y entonces, si prescindimos de/dejamos de lado estos principios básicos, cosas difíciles, con el fin de saltar ahí afuera y hacer algo público y algo grande, entonces nos probamos a nosotros mismos que somos hipócritas. ¿Cuál es el rasgo más importante en un hombre? ¿Es tener talentos? ¡Absolutamente no! Algunos de los hombres más talentosos del mundo son auto destructivos y destruyen a otros. ¿Qué necesita tu esposa? ¿Qué necesita tu hijo? ¿Qué necesitan tus hijos? ¿Qué necesita el mundo de ti? : ¡Semejanza a Cristo! Por esto tenemos que luchar. Y eso rompe mi corazón.
Algunas veces yo, sabes, no me gusta ir a conferencias, no me gusta predicar en ellas. Yo sólo... algunas veces en el medio de todas las cosas que se están diciendo todo el tiempo, sólo quiero pararme y decir “¡Suficiente/Basta!”. Ya tengo más verdad de la que sé como obedecer. No solamente quiero saber. Quiero cambiar, y no quiero cambiar en el (así) llamado nivel "espiritual"; poner un nivel "público" quizás sea una palabra mejor. Quiero cambiar en los compartimentos íntimos de mi corazón y hasta Sus pensamientos, la expresión más profunda de quién es Él. Fue Su deseo que sean de acuerdo a la Voluntad del Dios Todopoderoso. El hombre más libre sobre la faz de la tierra es aquel que se hace esclavo de un Amo perfecto. ¿Dónde ha estado Dios equivocado y dónde te engañó /te trató injustamente?
¿Ha habido alguna vez una época en que tú Lo has escuchado, cuando Lo has obedecido, cuando has buscado Su voluntad que Él te haya engañado de alguna manera? ¡Nunca! Pero, ¿alguna vez has seguido tus propios caminos y te has engañado con tus propios ardides? ¡Siempre!
¿Por qué no? Es extremo, es deliberado. 1ª Timoteo 4:7-8: 7) "Desecha las fábulas profanas y de viejas. Ejercítate para la piedad; ...".
Ahora, acá hay una pregunta extremadamente importante. Cuando voy/veo a un atleta olímpico, y lo observo, es obvio lo que él come, lo que él bebe. Se despierta temprano en la mañana. Entrena. Va a la escuela, regresa, entrena un poco más. Come bien, se va a la cama, se despierta, lee diarios de su deporte específico. Él está trabajando constantemente para ser mejor y nosotros lo admiramos por eso.
Sin embargo, mira lo que te dice aquí: “ejercítate para la piedad.” Y, de nuevo, sólo quiero poner esto donde podamos entenderlo. Las personas que más observan tu vida, ¿te verían tomando reales pasos positivos en tu vida para crecer en piedad?
No sabría decirte con cuantos hombres he estado que me han hablado acerca de sus padres. Y decir cosas como: “Sabes, mi padre fue, fue muchas cosas buenas, pero lo que ha tenido mayor impacto en mí es que cada mañana, antes de que mi padre se levantara a arar o a hacer esto o aquello, yo lo veía ahí ante la Palabra de Dios, estudiando la Palabra. Y lo veía orando.”
He escuchado tantos testimonios. Pudieron mirar a sus padres y, a pesar de todas las fallas y fracasos, sabían esto: “Mi papá era serio acerca de disciplinarse para la piedad.”
Hombres, tenemos que creer esto como si nuestra vida dependiera de ello, porque les puedo asegurar que es así. Y no solamente nuestra vida depende de ello en gran manera, la vida de nuestras familias depende de ello. Estudiar la palabra.
Escúchenme, ¿cuán a menudo/qué tan seguido clamas a Dios por manifestaciones más grandes del poder del Espíritu en tu vida?
Dos cosas sobre el Espíritu Santo: una es que debemos estar pidiendo por una manifestación más grande del poder del Espíritu en nuestra vida, y debemos ser cuidadosos. Caminemos sobre cáscaras de huevo, para que no entristezcamos al Espíritu Santo. ¡Qué precioso tesoro! Que no lo entristezcamos.
Ahora, estos son sólo algunos principios que pensé que podrían ayudarlos, porque ambos me hirieron y me ayudaron. Así que oremos.
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