http://www.youtube.com/watch?v=sdArdf-NmzQ
Título en inglés: "How Much Do You Know God" (62:56 min, puesto en YouTube por LaneCh)
Vamos al Señor en oración.
“Padre,  vengo ante Ti en el nombre de Tu Hijo Jesucristo. Y te alabo, y te  agradezco muchísimo por cada bondad que me has mostrado a mí ... y a mi raza.
Gracias  por tus tiernas misericordias... por Tu fidelidad. Y te doy gracias por los  medios a través de los cuales se nos brindó/trajo todo:  La Persona y la Cruz de Tu querido Hijo. 
Padre,  Tú sabes lo que soy, en cada aspecto.  No hay nada oculto de Ti.  Y,  Señor, el terror me haría pedazos  si no fuera por Tu Hijo y mi  confianza en Él.  Y Señor, no tengo esa confianza porque sea un hombre  seguro de mí mismo.  Él me ha forzado a tener tal confianza en Él por Su  grandeza.  Por Su Amor indefectible /a toda prueba. Que Él puede hacer  hasta al más débil de Tus santos ser fuerte en Tu presencia. ¿Quién es  este Hijo Tuyo? 
Me glorío/jacto en Él, me regocijo en Él, Lo magnifico.  
 En Su nombre, Amén.” 
Vamos  sólo por un momento a Malaquías, capítulo 1.  Siempre corro un  gran peligro /estoy bajo gran riesgo cuando estoy  en una conferencia  como esta, cuando tengo sólo unas pocas veces para hablar. 
Vean, que hay una cosa terrible acerca de predicar. Una cosa terrible  -una cosa triste- en la cual tú sabes desde el principio que estás  destinado a fallar.  Debes fallar al predicar. Porque el tema, es decir…  el polvo de este libro es oro.  Y la Persona de este libro… tomará una  eternidad de eternidades sólo empezar a conocer Su nombre. Y el  predicador, débil, de tierra y suciedad y arcilla, es llamado a predicar  a este Cristo, o para predicar algún aspecto de la Salvación que  tenemos en Él.  Es una imposibilidad, y hace que un joven envejezca  pronto. Pero es una maravillosa persecución pasar la vida, como pasaremos  toda la eternidad, buscando las glorias de Dios en el rostro de  Jesucristo. 
Esta es una nota al margen.    Recuerdo que una vez prediqué, y después de predicar caí en una  depresión espantosa.  Por el completo fracaso de todo lo que había dicho acerca de Él.  Y me acuerdo que, en mi insensatez, caminando por ese camino  de grava y clamando a Dios: “¡Oh Dios, Oh Dios, concédeme una cosa: que  en ese estado glorificado que me has  prometido cuando cruce al otro  lado, que sólo me dejes subir una vez más a un púlpito y predicarlo como  Él debería ser predicado!” Y luego pensé para mí: 
“Aún  entonces, en el mayor estado glorificado que pudiera llegar a conocer,  nunca lo predicaré a Él como Él debería ser predicado.  Nunca Lo  conoceré en la plenitud de conocerlo a Él.” 
Y,  ¿ves?, piensas que estoy divagando, y posiblemente lo esté; este no es  el texto, pero es necesario decirlo.  Esto es lo que propulsa a las  misiones. Es esto, este Dios que se ha dado a conocer a Sí mismo.  Y que  no puede ser conocido más de lo que lo finito pueda absorber al  infinito. Que cuando nací de nuevo empecé una travesía /un viaje.  Entré en la vida eterna.  Y la vida eterna es conocerlo a Él y a  Jesucristo. La eternidad.
Incluso el mundo más espléndido,  eventualmente hará enloquecer a un hombre. En la utopía más maravillosa y  perfecta, tarde o temprano lo suficiente será suficiente, y los  hombres estarán sumamente aburridos. 
Entonces, ¿cómo es que podremos pasar una eternidad en el  cielo, y seguir de gloria en gloria? Únicamente esto: lo que hace al  cielo "cielo" son las maravillas infinitas de las glorias de Dios en la  persona de Jesucristo. 
Y dices: “Sí, me muero de ganas de que llegue ese día cuando pase al otro lado y pueda empezar ese viaje.” 
¿Eres  tan insensato en la Escritura que ni siquiera entiendes el primer paso  acerca de qué es ser un cristiano? Ese viaje empezó en el momento en que  fuiste convertido. 
¿Y cuándo conseguirás un celo por las misiones? 
Cuando empieces a perseguirlo a Él. 
¿Cuándo crecerás en tu deseo de que el evangelio sea conocido como tú lo conoces a Él?  Si es cualquiera otra razón está basada en idolatría y es forraje. 
Nunca deberías perseguir algo tan trivial como las misiones. 
Debes perseguirlo a Él. Y las misiones vendrán después.  La persecución de Él.  
Quiero que vamos a Malaquías sólo por un rato. No sé cuánto tiempo nos quedaremos ahí. 
Malaquías 1:6 “El hijo honra a su padre, y el siervo a su señor. Si, pues, soy yo Padre, ¿dónde está mi honra?   Y si soy Señor, ¿dónde está mi temor? dice Jehová de los ejércitos a vosotros, oh sacerdotes, que menospreciáis mi nombre. 
Y  decís: ¿En qué hemos menospreciado tu nombre? En que ofrecéis sobre mi  altar pan inmundo. Y dijisteis: ¿En qué te hemos deshonrado? En que  decís: La mesa de Jehová es despreciable. Y cuando ofrecéis el animal ciego para el sacrificio, ¿no es malo?  Asimismo, cuando ofrecéis el cojo o el enfermo, ¿no es malo? Ofrécelo, pues, a tu gobernador; ¿acaso se agradará de ti, o le serás acepto? dice Jehová de los ejércitos. 
"Ahora  pues, os pido, rogad que Dios tenga piedad de nosotros"   ¿Creen que  con esta clase de ofrenda se van a ganar su favor? dice Jehová de los  ejércitos.   
¿Quién también hay  de vosotros que cierre las puertas o alumbre mi altar de balde? Yo no  recibo contentamiento en vosotros, dice Jehová de los ejércitos, ni de  vuestra mano aceptaré ofrenda. Porque desde donde el sol nace hasta  donde se pone, será grande mi nombre entre las naciones y en todo lugar se ofrecerá incienso a Mi Nombre, y ofrenda limpia; porque mi nombre será grande entre las naciones, dice Jehová de los ejércitos.”
Aún  sólo unos pocos años atrás.  Aún sólo algunos años atrás hubiera  predicado este texto de una forma completamente distinta. Unos pocos  años atrás, cuando no me conocía tan bien como me conozco ahora, hubiera  predicado esto de una manera distinta. 
Hubiera  señalado la insuficiencia de Israel.  Hubiera señalado su rebelión, su  desobediencia, su actitud displicente hacia Dios, y entonces lo hubiera  aplicado a ti, a la iglesia, a tantas cosas que parecen no estar bien  con nuestro celo por las misiones. 
Pero  eso era en ese entonces.  Han  pasado años.  Y el Dios que empezó una  buena obra en mí, continuó esa obra.   Pero  ahora, cuando miro al  ejemplo de Israel a la luz de la gloria de Dios y al privilegio que  ellos tuvieron, no veo una iglesia desobediente en Norteamérica, veo a  Paul Washer. Me veo a mí. 
Mientras  me estaba preparando y pensando sobre qué iba a decir aquí esta  noche... hay tantas cosas para decir acerca de las misiones, pero hay  tantas cosas que se han dicho también.  Como una frase que acostumbraba usar  varios años atrás:  ¿Qué  parte de “Id"/"Vayan” no entiendes? Quiero decir, ¿A cuántas  conferencias misioneras se necesita ir antes que alguien se dé cuenta de  que, o se desciende al pozo como misionero, o se sostiene la soga de  aquellos que descienden. Es bastante simple, ¡ahora, vete a hacerlo! 
Pero ahora miro a este texto y veo algo tremendamente asombroso:
  que las misiones son siempre el "hacer de Dios".  Son siempre prosperadas  por el celo de Dios por Su propio nombre.  Son siempre llevadas a cabo  por el Poder de Dios. Y Él usa individuos diminutos, quebrantados,  pecadores, débiles como yo, y como tú. 
Pude venir acá esta noche y pude demandar que fueras algo que yo no soy, para que así Dios pudiera usarte en misiones.  Pude  hablar de grandes cosas y hechos de piedad y darte ejemplos de mil  personas diferentes en la historia, pero he llegado a creer esto: Yo  mismo he visto el poder de Dios.  He visto multitudes convertidas, he  visto lo milagroso.  He visto a Dios hacer cosas poderosas. Pero cuando  estoy solo con Él en la oscuridad, sé quien soy.  Y  no es porque he alcanzado algún nivel de piedad que ha escapado a mis  hermanos, es porque Dios siempre trabaja por medio de individuos  quebrantados, diminutos -sí- aún pecadores, aún individuos frívolos como  yo mismo. 
Si  algún día vas a ser de alguna utilidad en misiones, es porque Dios va a  tomarte, y Él va a ser fiel para romperte en un millón de pedazos. Y  para aplastarte hasta una debilidad que ni siquiera sabías que existía. 
Y cuanto más grande la profundidad de esa debilidad y de ese quebrantamiento, más verás Su poder.  
Recuerdo  que varios años atrás una universidad cristiana solía jactarse de hacer  "campeones para Cristo". 
Ya no puedo estar de acuerdo con esa clase de  lenguaje. 
En lo que a mí respecta, Dios sólo ha tenido un único campeón,  y ese fue Su Hijo Jesucristo. 
No  existen grandes hombres y mujeres de Dios.  Hay sólo hombres diminutos,  quebrantados, débiles y frágiles, de un Dios grande y misericordioso.
Ahora, vamos a mirar a nuestro texto, versículo 6: “El hijo honra a su padre, y el siervo a su señor. Si, pues, soy yo Padre, ¿dónde está mi honra? y si soy Señor, ¿dónde está mi temor? dice Jehová de los ejércitos a vosotros.” 
Hay  muchísimos beneficios por vivir en una democracia y tener la libertad  de una democracia. Pero hay muchas cosas en las Escrituras que hacen muy  difícil para nosotros entender cómo es vivir bajo un Rey. 
Lo que es rendir homenaje a otro. Qué es dar honor a quien le es debido. 
Vivimos  en un país donde nos enorgullecemos de que nadie está por sobre  nosotros.  De que no mostramos respeto /estimación hacia ningún hombre.  Hemos perdido todo respeto por la autoridad y las instituciones y todo  que realmente importa, incluso por las cosas ordenadas por Dios. Somos  un pueblo que no sabe cómo mostrar respeto por nadie.
 
Somos  muy parecidos a estas personas aquí.  Él las mira y señala algo que se  encuentra en la sociedad en absolutamente todo lugar: Hay una necesidad  de autoridad, incluso en la sociedad.  Él dice: “El hijo honra a su padre, y el siervo a su señor. Si, pues, soy yo Padre, ¿dónde está mi honra?” 
Tu  mayor necesidad para las  misiones, tu mayor necesidad para la piedad es  conocer al Señor. Se supone que hombres sabios no deben jactarse de su  sabiduría y los hombres fuertes no se supone que se jacten de su fuerza, ni los hombres ricos en sus riquezas. El que se jacte, debería jactarse en  esto: en que conoce a Dios. 
Tu  mayor necesidad, la mayor necesidad de la iglesia, la mayor necesidad  del mundo es conocer a Dios, no meramente como una búsqueda  intelectual, sino para conocerlo a Él.  Crecer en el conocimiento de Él.   Porque, cuánto más lo conoces, más capacitado estarás para honrarle.  Si  tu corazón  ha sido convertido verdaderamente, más capacitado estarás  para amarle y para glorificarle. 
Déjame  darte un ejemplo.  Muchas veces, predicadores se pararán frente a un  grupo de personas y les dirán qué hacer, pero muy rara vez un predicador  les dirá cómo hacerlo. Un predicador dirá algo como esto: “Todos  ustedes necesitan amar a Dios más de lo que lo aman.” 
Las  personas salen y dicen: “¡Claro!, debería que amar a Dios más de lo que  lo amo.” Y vuelven a sus hogares y oran sobre amar a Dios más de lo que  aman, y caen en condenación, porque saben que no aman a Dios como  deberían. 
Pero, predicador, déjame hacerte una pregunta: 
Les  has dicho que amen a Dios más de lo que lo aman, ¿Y cómo se supone que  harán eso? ¿Tienen que ser como esos hombres que salen adelante por su  propio esfuerzo? Me refiero a que, si me vas a decir que debería honrar y  amar a Dios más de lo que honro y amo a Dios, ¿cómo se supone que debo  empezar esa travesía? 
Podríamos  hacer lo que muchas personas hacen hoy día. Podríamos lanzar una  conferencia y dejar a todo el mundo mentalizado por unas semanas acerca  de Dios y las misiones y todo lo demás y entonces, después de que todo  el fuego extraño se haya quemado, no quedará nada sino humo. 
Las  misiones son movidas por una pasión por Dios, un amor por Dios, un  deseo de honrar a Dios. ¿Pero, cómo podemos crear eso en nosotros  mismos? 
Déjame usar una analogía humana. 
He estado casado por muchos años.  Y ahora amo a mi esposa más de lo que la amaba al principio. 
Ahora,  ¿cómo es eso?  La amo más, porque conozco más de ella. Sé más de su  excelencia, de su belleza, de su virtud.  Y nace en mí, viene de mí, un  amor más grande, a pesar de las imperfecciones y errores y las  peculiaridades en su personalidad. La amo más, porque la conozco más. 
Ahora,  aplica el mismo principio relacional hacia Dios. Sabes que si amaras  más a Dios, si tuvieras un deseo mayor de honrarlo, estarías más  inclinado a las misiones y a la proclamación de Su gloria a través del  mundo. 
Entonces, ¿cómo puedes aumentar ese amor por Dios, ese deseo de honrarle?  Únicamente al grado que lo conozcas. 
Me  quedo absolutamente asombrado cuando miro al cristianismo en  Norteamérica.  Si entro a una librería cristiana, encontraré un libro  sobre casi cualquier tópico impensable posible, pero si me pongo a  buscar simplemente un libro sobre los atributos de Dios, me va a  resultar difícil encontrarlo.  
¡Míranos!  ¡Mírate! ¡Muchos de ustedes aquí desean conocer las misiones! ¿Te has  sentado por un período de días, meses o años, y clamaste por conocer a  Dios?  ¿Buscaste en el libro de Salmos y en el resto de las Escrituras  descubrir los atributos de Dios y así entendiendo algo de Su persona y de  Sus obras, para ser impelido /empujado /estimulado a las misiones por  ese poder, en vez de por ti mismo? 
Queremos  hacer misiones, entonces leemos libros acerca de misiones.  Queremos  hacer misiones y entonces tenemos conferencias sobre misiones. Quizás  deberíamos tener una conferencia sobre la belleza y la gloria de la  persona de Dios. Porque una vez que eso sea puesto  apropiadamente en  sus corazones, todo lo demás se dará.  Es tan  importante entender esto: poner primero las cosas más importantes.  
Voy a irme de aquí por un momento, pero uno de los problemas más grandes en misiones hoy es que todo es teológico.  Lo es.
Las  misiones, incluso las misiones evangélicas, me parecen más como cuerpos  de paz que una proclamación de la verdad. Las misiones no son acerca de  enviar misioneros. Las misiones son acerca de enviar la verdad de Dios  por medio de misioneros. 
Y son únicamente esos hombres y mujeres que  lucharon violentamente para conocerlo los que pueden ser propulsados  por aquel poder hasta el campo misionero. 
Años  atrás, cuando estaba en Perú, un joven me llamó desde Estados Unidos y  dijo: “Hermano Washer, quiero bajar a Perú y trabajar contigo; yo  simplemente quiero entregar mi vida.” 
Le dije: “Bueno, háblame sobre tus estudios. ¿Estás en la Palabra? ¿Cuántas horas al día estás en la Palabra?” 
“Bueno, ese no es realmente mi fuerte.  Yo sólo quiero entregar mi vida.” 
Dije: “Bueno, dime algo sobre Dios.  Dime algo acerca de la Verdad.” 
“Bueno, hermano Washer, no me estás entendiendo.  No soy dado a eso, en realidad /Eso no es en realidad de lo que me ocupo.  Sólo quiero ir y entregar mi vida en Perú.” 
Le  dije: “Joven, no hay nadie en Perú que necesite tu vida.  Ellos  necesitan a alguien que pueda venir acá y hablarles acerca de Dios. En  todos tus estudios de la Biblia, en todos los libritos que lees, en todo  el va y viene, y los casetes, CDs, y descargas, y lo que sea que  Internet pueda idear, ¿cuánto tiempo pasas simplemente conociendo a  Dios, la mayor /la más grande de todas las búsquedas?"
Estas  personas no podían honrarlo, y había principalmente dos razones: por un lado, en su mayoría, Israel era una nación no convertida y no regenerada.  Pero entonces, debido a eso, no conocían a Dios. ¡Tenían una visión tan patética y débil de Dios! 
Pero,  si alguna vez vas a honrar a Dios como Amo, si alguna vez vas a  honrarlo como Padre, debes conocerlo.  ¿Te das cuenta?, podrías sólo  tomar la doctrina de la belleza de Dios -quizás nunca siquiera  pensaste en eso como en una doctrina o como un atributo-  podrías  únicamente tomar el atributo de la belleza de Dios y pasar una eternidad  de eternidades investigando eso. Y las pequeñas verdades que empezarías  a encontrar sólo en el estudio de la belleza de Dios, impulsarían tu  corazón a servirle y honrarle en mayor forma que todos esos libritos que  estudias sobre cómo hacer eso y cómo hacer aquello, y 10 formas /modos para  ser esto, y 5 maneras para ser aquello.
Las  misiones brotan desde el corazón de un pueblo que honra a Dios.  Pero,  con el fin de ser un pueblo que honra a Dios, ustedes tienen que ser un  pueblo que Lo conoce.  ¡No estoy acá para decir algo hermoso.  No estoy  para decir algo elocuente.  No estoy acá para que salgas hablando de  poder en el púlpito!  ¡Estoy acá para hacerte una pregunta!: ¿Cuánto  conoces a Dios? Y luego déjame realmente agarrarte: ¿Cuánto de tu vida,  tu vida cristiana, has dado a la búsqueda de conocer los atributos de  Dios y las glorias de Dios en el rostro de Jesucristo? 
¡Ahí  está tu problema!. Tantos “haz” y “no hagas” y reglas y reglamentos y  doctrinas –todas precisas y buenas– ¡Y eso es bueno! Pero si  abandonaste lo más grande, nunca podrás tener nada, sino fuego extraño,  si es que tienes algún fuego. ¡Debes procurar conocerlo a Él!
¿Hay  alguien que te encuentre a las dos de la mañana clamando a Dios, por conocerlo? Todos ustedes, jóvenes estudiando en seminarios y esto y  aquello, y yendo a este retiro y a aquel retiro, abrazos grupales y  reuniéndose y cantando “Cumbayá” y todas las otras cosas que ustedes  hacen. ¿Alguien te encontró alguna vez solo, a las cuatro de la mañana -y a nadie más- porque necesitas conocerlo?
¡Eso es lo que hace a un misionero! 
Tenemos  suficientes niñitos de pie en púlpitos alardeando sobre teología que no  es una realidad en sus vidas. La mayoría de nosotros ya tiene más verdad  de la que podrá vivir en el resto de su vida. 
¿Lo buscas?
Él le dice a este pueblo: “como el hijo honra a su padre, y el siervo a su señor. Si, pues, soy yo Padre, ¿dónde está mi honra? y si soy Señor, ¿dónde está  mi temor? dice Jehová de los ejércitos a vosotros, oh sacerdotes, que  menospreciáis mi nombre. Y decís: ¿En qué hemos menospreciado tu nombre?”
¿No  es asombroso, que aquel que desprecia el Nombre del Señor nunca se da  cuenta de que lo está haciendo -cuándo lo hace- hasta que una palabra  profética llega?  Ya sea por medio de, simplemente la lectura de la  Escritura, a través de un sermón, por medio de algo en tu vida de  oración, algo en un libro que lees, y de repente te das cuenta: 
“He despreciado Su Nombre”. 
¿Y cómo? Miremos al siguiente versículo. Dice: “En que ofrecéis sobre mi altar pan inmundo. Y dijisteis: ¿En qué te hemos deshonrado? En que decís: La mesa de Jehová es despreciable.” Versículo 8, “Y cuando ofrecéis el animal ciego para el sacrificio, ¿no es malo? asimismo cuando ofrecéis el cojo o el enfermo, ¿no es malo? Ofrécelo, pues, a tu príncipe; ¿acaso se agradará de ti, o le serás acepto? dice Jehová de los ejércitos.”
Tu  corazón recibió un ritmo sólo para Él. Recibiste aliento solamente para  Él.  
Él no debe simplemente tener lo mejor de ti. ¡Él tiene que tenerlo  todo! Si comes o si bebes. o las mínimas tareas; todo lo que hagas, tiene  que ser hecho para Su gloria, y en el contexto de Su gozo, ¡y en la  comunión de Su persona!  ¡Tú fuiste hecho para Él!
Yo  proveo -por la gracia de Dios- una casa para mi esposa; proveo comida  para ella y sus hijos. Ellos tienen ropas; ellos saben que voy a  trabajar muy duro; que haré todo lo que tenga que hacer para cuidarme.  Pero aún en el contexto de todo lo que puedo proveer y todo lo que puedo  hacer.  Incluso en el contexto de ser un marido fiel y un padre fiel -lo  sabes tan bien como yo- mi esposa todavía -todavía- puede sentirse despreciada,  si no hay relación... no hay comunión. 
De  hecho, todas mis actividades y todas mis provisiones, y casas, y  tierras, y cortinas, y ollas y sartenes, y todas las otras cosas que las  mujeres necesitan... lo llegan a ver como si fuera forraje.  ¡Ellas  lo detestan!, si esa única cosa importante está faltando: una íntima,  continua, verdadera relación con su marido. Que él la busque, que la ame, que  la acaricie, que le guste, que la desee, que no pueda vivir sin ella. 
En toda nuestra actividad de predicar y misiones, y estudio... 
¿Hay tambiénahí una inquietud en tu corazón? 
¿Has pasado alguna una noche sin dormir?
 “Si no tengo más de Ti moriré."  
"Si no Te conozco en una forma más grande,..."
"¿A quién tengo sino a Ti, Dios?” 
¿No  es maravilloso que Moisés tuviera, de cierta forma, un gran ministerio?  No creo que exista la probabilidad de que alguno de nosotros tenga un  ministerio de la magnitud del de Moisés.  Sin embargo, hombres y mujeres  jóvenes que piensan acerca de las misiones dénse cuenta de esto: Que después  de todo lo que Dios lo usó, de las obras poderosas que fueron hechas  por medio de Moisés, éste pronto se dio cuenta de que no era  suficiente.  
Incluso  con un ministerio grande, poderoso y mundial.  Incluso sabiendo que  centenares de miles habían sido redimidos a través de su entrega al  Señor, no le fue suficiente. Y él dice esto: 
“Muéstrame Tu gloria, tengo que tenerte.” 
Cualquier  hombre que pueda estar satisfecho con el ministerio, ha negado la razón  por la cual fue llamado al ministerio. Si cualquier hombre puede estar  contento con el mero estudio, y la predicación, y el ministerio y las  misiones y todas esas otras cosas, entonces me parece que hay una gran  cantidad de idolatría en su vida. 
Agustín  estaba en lo cierto.  Fuimos hechos para Él y estaremos inquietos  hasta que descansemos en Él.  Hay una comunión, y una camaradería, y  un caminar íntimo con Dios que tiene que ser nuestra búsqueda  principal. 
Estudia  tu propia vida, estúdiala un tiempo. Piensa acerca de tu propia vida. ¿No  te es mucho más fácil instalarte con los muchachos -aunque esos  muchachos sean 60 - instalarte con ellos alrededor de una mesa y  hablar sobre teología toda la noche? ¿No es mucho más fácil hacer eso, de lo que es quedarse en la Presencia del Señor solo, en oración, toda la noche?  
¡Digan que lo es! 
¿No  es más fácil leer un buen libro, aunque sea John Owen diciendo en  37.000 páginas algo que pudo haber dicho en dos? ¿No es más fácil para  la carne quedarse despierto toda la noche trabajando sin descanso en un  párrafo, que quedarse despierto toda la noche con Él?  Eso  en sí mismo es una evidencia de que no estamos completa y enteramente  redimidos. Que aún hay una parte de nosotros, que todavía hay algo que  quedó en nosotros que espera por una obra redentora, una glorificación.  ¿Y no es eso algo horrendo de decir acerca de nosotros mismos? Es decir,  si cometiéramos un crimen, tendría que decir que ser capaces de  deleitarnos casi en cualquier otra cosa en lugar de sólo quedarnos  en  la presencia de Dios, es el peor crimen. 
Tengo  2 hijos pequeños, y ellos son ...niños.   Uno tiene 7 años y el otro  4.   Vivimos en 7 acres de cobras y serpientes cascabel. Y mis muchachitos son las dos más peligrosas... las criaturas más peligrosas  que hay por allá. 
El  otro día, algunos albañiles estaban trabajando allá y mi muchachito  saltó por detrás de mi... este..., detrás de mi chaqueta y sacó su arma  falsa y empezó a blandirla por todos lados.  Todos los albañiles  pensaron que era una "punto 22", y empezaron a parapetarse detrás del  edificio intentando mantenerse vivos.
Mi  hijo volvió hace dos noches atrás con un palo. Dios le había dado una  "revelación".  Hay 5 perros que viven en la otra hacienda que lo  persiguen casi a diario. Pero el otro día, él salió con ese palo, y  cuando el primer perro se le acercó, por instinto él se dio vuelta y le  pegó al perro al lado de la cabeza. Y cuando el perro escapó corriendo,  mi hijo miró al palo y tuvo una "revelación": “este palo cambia  absolutamente todo”. 
Tengo  dos muchachitos salvajes. ¡Ellos disparan con sus falsas armas a través  de una ventana, arruinan las mamparas de aluminio con sus hondas!  
 Pero cuando vuelvo a casa, cuando bajo por ese camino en la tarde -esos  muchachos pueden estar ocupados en la cosa más cautivadora para ellos–  pero cuando ven a su papá, y tienen esa mirada en sus rostros, y  empiezan a correr por el camino, todos sus pequeños delitos -desde el comienzo hasta el final del día- que habían molestado tanto a su madre,  pasan a ser muy insignificantes debido al corazón que tienen de desear a  su padre. 
Sostengo  ante ustedes que David no era el más puro entre el pueblo de Dios. Él  no era el más ordenado/metódico o el más prolijo/ordenado en lo que se  refiere a la ley de Dios. Él no hizo todo correctamente, pero ningún  otro tenía un corazón como el suyo. Puedes ser tan limpio/decente y  preciso/meticuloso, y civilizado y respetable en tu vida cristiana  reformada y no estar para nada agradando a Dios. 
Ahora,  no estoy proponiendo el antinomianismo. No estoy diciendo que debemos  vivir como hombres salvajes sin ley. Sino que lo que estoy diciendo es  que en todo nuestro hacer, la cosa más grande es una pasión... por Dios.  Y  eso no es algo que puede simplemente ser leído y digerido. Debe ser  nacido del corazón del joven y de la joven.  Conforme ellos lo buscan  apasionadamente, más Lo conocerán. 
Dices: “Bueno, he estudiado la omnisciencia de Dios.” 
¡De  rodillas!  Clamando para que eso se convierta en realidad.  Puedo  escuchar al Dr. Piper predicar un sermón y sencillamente hace arder mi  corazón. Puedo escuchar a uno de sus discípulos predicar exactamente la  misma cosa, palabra por palabra, y sé que no hay realidad en ello. 
¿Lo  conoces, lo bastante como para honrarlo? ¿Es tu corazón tan entregado? 
¿O  cambiarías la búsqueda de Dios por un buen libro? ¿Cambiarías la  búsqueda de Dios por un televisor? ¿O por un programa de radio? ¿O esto  o aquello? ¿Tienes la relación del médico con mi esposa? Él conoce  mucho más sobre mi esposa que yo, pero yo conozco a mi señora. 
Estos hombres, ellos no podían darse a sí mismos para la obra de Dios.  No podían hacer nada sino menospreciarlo.
 Porque su corazón no era recto.  Y no lo era, porque no Lo conocían. 
Él sigue y dice, versículo 10: “¡Oh, si hubiera  entre vosotros quien cerrara las puertas para que no encendierais el  fuego  de mi altar en vano! No me complazco en vosotros, dice el SEÑOR  de los ejércitos, ni de vuestra mano aceptaré ofrenda.”
No  es necesariamente una cosa mala cuando una iglesia -como decimos en  Norteamérica– cuando una iglesia muere.  Cuando cierran las puertas de  un edificio. Cuando han cerrado las puertas de su edificio, es  sencillamente la evidencia de que ellos murieron mucho tiempo atrás, si  es que alguna vez estuvieron vivos. 
La  actividad religiosa -aún el trabajo misionero- no es nada en sí mismo.  Me he dado cuenta de que mi carne tiene una habilidad única para  convertir a casi todo en un ídolo. Puedo amar al conocimiento más que a  Dios.  Puedo amar el pensamiento correcto más que a Dios.  Puedo amar más  las misiones que a Dios. Puedo amar el evangelismo y predicar sobre  evangelismo más de lo que disfruto cruzar la calle para testificar a mi  vecino.
 
La  pregunta se resume a esto: En toda nuestra actividad ¿Está Dios en  ello? ¿Es teocéntrica? ¿Es una relación personal íntima con Él lo que  nos guía? 
Quiero regresar a algo. 
Una  de las formas en que supe que iba a casarme con mi esposa, es que sólo  quería estar con ella. Sólo quería estar con ella. Sabía que mi corazón  era recto, porque quería estar con ella. Quería hablar con ella. Quería  que ella hablara conmigo. Podíamos caminar, francamente, por un camino  en Perú sin tener que decir nada por horas. Sencillamente, la quería a  ella. Ella es peruana, siempre bromeo con ella.  Ella no era  rica, no  tenía mucho dinero. Siempre les digo a todos que mi esposa es de la  selva y que incluso no usaba zapatos hasta que se casó conmigo. Ella se  pone tan furiosa, que dice: “Naciste  paleto (tosco, falto de trato  social; grosero) en una ciudad de mil habitantes y yo nací en la ciudad de Lima, de diez millones. De modo que, ¿quién es el que usaba zapatos?”  Pero yo  no quería nada de ella, excepto a ella.
¿Te  acuerdas de cuando eso regía tu vida como creyente nuevo? O alguna vez  gobernó tu vida. ¿Cuando la única cosa en la que pensabas era Él? ¡Eso  era! No tenías grandes aspiraciones de ser usado, ningún deseo por un  ministerio más grande. Sencillamente lo querías a Él. 
¿Te  acuerdas cuando te metías en la Palabra y no era porque tenías que  preparar un sermón?  ¿O porque necesitabas aprender algunas cosas o  tenías algunos problemas doctrinales, o sabías que para progresar como  un siervo útil tenías que seguir en las cosas de la Palabra de Dios? ¿Te  acuerdas cuando te metías en la Palabra de Dios porque querías escuchar  algo de Dios? Querías saber algo sobre Él.  ¿Te acuerdas cuando sólo orabas a causa de Él? 
La  mayoría de ustedes -no soy un profeta o el hijo de un profeta- pero me  atrevería a decir que la mayor parte de su vida de oración no es nada  más que intercesión. Quizás lo mínimo de toda oración... intercesión,  estar intercediendo. 
¿Y qué de la comunión? ¿Y qué de sólo caminar, y hablar, y pensar acerca de Él? 
 ¿Qué de la alabanza y adoración en privado?
¿Qué de despertarse por la noche y no poder dormir? Y sabes que esa es un señal.  Y casi dices: “Él me despertó.” 
“Sí, hermano Pablo, Dios me ha despertado muchas veces para interceder por las naciones.” 
No es acerca de eso de lo que estoy hablando. ¿Te ha despertado sólo para decir: “Ven amor mío, camina conmigo, pasa  la vigilia de la medianoche conmigo.  Quédate conmigo?” (Marcos 13:35 y Lucas 12:38 y 22:54-66)
Encuentro  interesante esto en el libro de Marcos.  Jesucristo ministra por un buen  rato durante la noche.  Y luego, un buen rato antes de la luz del día,  Él se despierta una vez más y se va a un lugar solitario para estar a  solas con Dios. 
¿Ven?, podemos  encender tantos fuegos.  Podemos hacer tantas cosas en toda nuestra  actividad, pero, ¿está Dios en ellas? ¿Es para Él? ¿Es un corazón  ardiendo por Él? 
El sigue y dice en el versículo 11: “Porque desde la salida del sol hasta que se pone, Mi nombre será grande entre las naciones, y en todo lugar se ofrecerá incienso a Mi nombre, y ofrenda de grano que sea pura; porque grande será Mi nombre entre las naciones," dice el SEÑOR de los ejércitos.”
Para  mí -este es uno de mis versículos favoritos en toda la Biblia- es lo  que me mantiene en misiones. Esto, y Apocalipsis 5.
Mira lo que está  pasando aquí.
En  la mayoría de las conferencias misioneras, tienes a un hombre de pie  diciendo que hay tantas personas perdidas alrededor del mundo, y  nosotros somos las manos y los pies de Dios y que si no hacemos lo que  estamos llamados a hacer, entonces las manos  de Dios están atados y  nada podrá ser hecho y las naciones estarán perdidas y Dios estará solo y  el cielo no será el cielo. 
¡Todo eso es blasfemia! 
¡Dios hará Su obra!  ¡Dios está haciendo Su obra!  ¡Dios será adorado, Dios será glorificado! ¡Dios se regocijará en eso! 
La  pregunta es: ¿Vas a participar? ¿Vas a hacer parte de eso? ¡No eres el  catalizador, no eres el gran movedor /impulsor, no eres la causa detrás  de todo eso.  Eres invitado para este privilegio! 
¿No te das cuenta de que somos el pueblo más privilegiado sobre la faz de la tierra? 
Porque somos introducidos a una relación con Él. Privilegio número uno. 
Porque  somos introducidos a una relación con nuestros hermanos y hermanas en  Cristo, un privilegio del que no hablamos lo suficiente.
Y  somos introducidos al privilegio de ser instrumentos de la gloria de  Dios. Dios hará la obra. Él tendrá gloria para Sí, pero Él nos invita a  participar en eso.
Me  encanta lo que a Newton le gustaba hablar.  Y era que los ángeles  pudieron cantar que Cristo murió, pero que nosotros como creyentes  podíamos cantar que Él murió por nosotros. Los ángeles podían  regocijarse en el Evangelio.  Nosotros podíamos predicarlo y proclamarlo a  los hombres, demonios y ángeles. 
Son tan privilegiados. 
¿Te has vendido, cristiano norteamericano? 
¿Te has vendido a cosas menores? 
¿Has dado tu dinero por cosas que no pueden llenarte? ¿Que no pueden saciar tu sed? 
¿No es sorprendente /increíble?  Somos  el más próspero, el más protegido pueblo de Dios en la historia del  cristianismo.  Y aún así,  entras en todas esas pequeñas librerías  ridículas nuestras, y sin embargo el 95% de los libros son escritos para  tratar el problema de cuán vacíos estamos. ¿Por qué estamos vacíos? 
Por  la misma razón que Él nunca lo estuvo. Él fue perseguido, fue empobrecido.  Estuvo  en angustia.  Pero nuestro Salvador nunca estuvo vacio.  ¿Y por qué Él  nunca estuvo vacío? Porque Él tenía comida para comer de la que nosotros  no sabemos al respecto. Y era hacer la voluntad de Su Padre. 
Tienes que entregarte a la voluntad de Dios. No sólo para las misiones... 
Ves,  a veces hablamos sobre misiones de la misma forma que los creyentes  inmaduros hablan sobre la voluntad de Dios. Ellos se me acercan y salen  con: 
“Hermano Pablo, estoy buscando la voluntad de Dios en la Palabra.” 
Digo: "Ves, ahí está tu problema." 
Ellos dicen: “¿A qué te refieres?” 
Digo: ¿Es tu vida -la práctica de tu vida- dada a renovar tu mente en la Palabra de Dios?
“Bueno, no. Realmente lucho en esa área".  
Pero  cuando necesitas conocer la voluntad de Dios en una instancia  especifica en tu vida, vas a la Palabra y buscas la respuesta, ¿no es verdad?" 
“Sí.” 
¡Te equivocas! 
Has  puesto la carreta antes de los bueyes. Este no es un libro mágico que  puedas arrojar al aire y abrir en una determinada página y discernir la  voluntad de Dios. 
Nosotros  discernimos la voluntad de Dios porque tenemos un estilo de vida  -Romanos 12:1 y 2- un estilo de vida de renovar nuestra mente en la  voluntad de Dios. Y la renovación de la mente, nos revela la voluntad  de Dios. 
Es una práctica de vida que resulta en el conocimiento de la voluntad de Dios. 
Es de la misma forma con las misiones. 
Las  misiones no son algo independiente a lo cual decidimos unirnos. No es  una obra a la que repentinamente nos sintamos llamados. Debe ser un  flujo de verdadera espiritualidad. Debe fluir de una comunión con Dios.  Debe fluir de un entendimiento correcto de quién es Dios, Sus obras en  el mundo, y la gloria que Él está obteniendo para Sí mismo.  Debe fluir  de saber esto: ¡Que todo fuera de Jesucristo es absolutamente absurdo!  Y  que todas las cosas fueron hechas para Él, fueron hechas a través de  Él, fueron hechas por Él.  Fueron hechas en Él.
Puedo  decirte que  te vayas al campo misionero y podrías irte sólo como una  cáscara vacía, llevado(a) por una pasión romántica por las misiones.  Necesitarás un medicamento más fuerte que ese para mantenerte en el  campo misionero. 
Lo  que te aliento a hacer es a correr tras Él, persiguir la misma cosa por  la que fuiste perseguido, por Él. ¡Conocerlo a Él! Conocerlo a Él.  
¿Quién  eres? Quiero saber. Esa será mi magnífica obsesión: conocer a mi Dios. 
Y entonces, a partir de eso fluirá la obra de Dios y el ministerio de Dios en tu vida. 
Quiero  decir algo para terminar.  Lo que voy a decir quizás suene un poco "a  lo" Martyn-Lloyd Jones para muchos de ustedes. Tengo un gran respeto por  Martyn-Lloyd Jones y su persecución por Dios. No estoy de acuerdo con  todo lo que alguna vez dijo, pero su búsqueda y pasión por Dios... 
Joven,  escúchame, tenemos tanto miedo hoy de ciertas herejías que de tiempo en  tiempo corremos en la dirección opuesta y creamos una herejía opuesta .  
Mucha  de la doctrina bautista a veces ha sido formada en torno al estudio de  /después de estudiar las herejías de otros, y haciendo todo lo posible  para evitarlas. Y por hacer eso hemos neutralizado nuestro propio  cristianismo. 
Nuestras  vidas no tienen que estar basadas en la experiencia.  Tienen que estar  basadas y fundadas en la Palabra de Dios y la enseñanza sana. 
Así  que aplaudo tu deseo de conocer la verdad reformada, y las grandes  doctrinas de la fe, y a los grandes hombres de Dios a través de la  historia que los ha definido y proclamado. Aplaudo eso.
Pero necesitas más que eso. 
No es algo que supiera decir concretamente qué es.
Pero sí oro esto: 
Que Dios cree tal hambre en ti que lo busques en oración. 
Que desees y anheles comunión intima con Él.   
Que desees ver Su gloria.
Que  sepas que todo tu conocimiento no es suficiente y que busques Su Poder. 
Hablamos  de Whitefield, hablamos de Wesley; hablamos de los grandes  avivamientos.  Pero, para ser sincero con ustedes, nosotros no dejaríamos entrar a  gran parte de esos hombres en nuestras iglesias hoy, porque ellos no  fueron lo suficientemente  respetables  /porque no fueron precisamente  lo que consideraríamos respetables /decentes. 
Y no eran muy civilizados en un sentido, y a su alrededor ocurrieron extrañas, cosas que no aprobaríamos en absoluto. 
¿Qué  estoy diciendo? Estoy diciendo esto: 
No dejes que tu herencia te sea  robada por un grupo de predicadores heréticos de la televisión que  hablan sobre cosas que no saben y blasfeman contra Dios a cambio. Sabe  esto: que hay un Dios y que Él es más que una doctrina, Él es una  persona. Hay un Espíritu Santo quien manifiesta a la persona del Padre y  del Hijo a través del creyente. Hay un Dios conocido en la oración.   Existe la manifestación del poder de Dios en tu vida.  Existe lo  milagroso. Dios todavía se mueve por entre la congregación y los deja  tendidos en el piso. No riéndose tontamente y ladrando como perros, sino  que clamando por misericordia, porque han visto sus pecados. Dios todavía  se mueve.  Y nosotros no solamente deberíamos desearlo, deberíamos  esperarlo.
 No deberíamos estar satisfechos cuando hemos predicado un  buen sermón. 
Si  te vas a ir al campo misionero, si te vas a parar en un púlpito, ¡no  eres un entrenador de vida, no eres un trabajador del Cuerpo de Paz, y  no eres sólo un transferidor de la verdad!  ¡Eres un profeta o no eres  nada!
  Y cada vez que te pares ante los hombres, tienes que pararte ante ellos  como Ezequiel se paró en aquel valle, sabiendo que, a menos que el  Espíritu de Dios se mueva sobre los hombres muertos nada pasará. 
Debes  ser un hombre y aún una mujer, enviados por Dios. Debo dejarlo a Él y  venir a ti.  Debo dejarte en pocos minutos y volver a Él.  O no soy nada  sino un niño -un loro/papagayo- que habla acerca de lo que otros  hombres han experimentado. 
Es  una cosa sobrenatural este cristianismo nuestro.  Las misiones son un  trabajo absolutamente imposible que demanda, requiere, el Poder y la Vida del Espíritu 
Y  nosotros -como muchos de los hombres a quienes honramos, que fueron  antes que nosotros- deberíamos hacerla nuestra constante oración: clamar  por mayores y más grandes manifestaciones del Poder del Espíritu en  nuestras vidas y predicación. 
No tengas miedo de eso que se te ha dado y es tu herencia, simplemente porque otros lo han distorsionado y torcido. 
Busca  al Señor.  Busca crecer en tu conocimiento de Él.  Clama por un sentido  más grande de Su presencia en tu vida.  Y haz esta única cosa – pero  prepárate en oración antes de hacerlo – Clama: “Oh Dios, hazme como tu  Hijo.” Y entiende esto: que si tuvieras alguna idea de lo que estás  orando, no tendrías el coraje para orarlo. Porque pedirle que te haga  como Su Hijo ocasionará una vida de ser quebrantado por Él.  Él  moliéndote y rompiéndote, y disciplinándote, hasta que haya formado en  ti exactamente lo que Él desea. 
Y  estoy tan contento de que mi profesor de predicación no esté aquí esta  noche, porque hubiera obtenido /sacado una F.  Pero lo que les he dicho  es cierto.  
No tienes más habilidad para hacer misiones de la que un  hombre muerto tiene de vivir, o de que un burro recite la confesión de  Westminster. 
Debes tenerlo a Él.  Tienes que ser llenado con Él.
Y los dejaré con eso. Oremos. 
"Padre,  eres un Dios maravilloso, eres un Dios misericordioso, eres un Dios muy  encantador. Tus misericordias son nuevas a cada mañana.   Oh Señor, Tu  bondad hacia nosotros ha sido inmensa. Padre, por favor, toma todo lo  que se ha dicho y haz algo con ello. Convéncenos de nuestra gran  necesidad de Ti.  Dios, no permitas que mi incapacidad sea una piedra de  tropiezo. ¿No eres el Dios que habla por medio de piedras y burros?.   Trabaja en el corazón de estas personas, que ellos Te busquen, oh Dios,  por causa del amor, por Tu causa. 
"Que velar hasta la medianoche  sea muy querido. Que la salida del sol por la mañana para  despertarnos sea muy amada/atesorada.  Que los breves encuentros  Contigo durante el día sean preciosos/de gran valor."
Que  seamos compelidos y arrojados a las misiones, sólo porque nuestros  corazones exploten contigo.  Ayúdanos, Señor, y seremos ayudados.  Seremos ayudados. En el nombre de Jesús, Amén.