lunes, 5 de septiembre de 2016

Mero Cristianismo Libro I- charla 2 - Autor: C. S. Lewis

(10:45 min, publicado por CSLewisDoodle)


Título en inglés: ‘The Reality of the Moral Law by C.S. Lewis Doodle (BBC Talk 2/Mere Christianity Chapter 3)


Título en castellano: ‘La Realidad de la Ley Moral’, por C.S. Lewis Doodle. (BBC Charla 2/Mero Cristianismo capítulo 3)
(Charla emitida el 13 de agosto de 1941)


Notas del autor del video en la descripción:
Esta charla pasó a ser el capítulo 3 del libro de Lewis ‘Mero Cristianismo’, y se llamó ‘La Realidad de la Ley Moral [universal]’


Usted puede encontrar el libro aquí: http://www.amazon.com/Mere-Christiani...


Algunas ayudas:
(7:22)  “Usted está diciendo lo que es verdad”. Altruismo significa ocuparse de otros en la sociedad. Así que cuando usted dice: “Porque [el altruismo] es bueno para la sociedad”, usted, en respuesta a la pregunta, está diciendo esencialmente: “Porque el altruismo es altruismo”; lo que es verdad, pero no es una explicacion de por qué deberíamos ser altruistas. Definición no es explicación, y ‘qué’ no es ‘por qué’.


Las charlas de 1941 en la BBC fueron descritas y ordenadas en forma diferente a las del libro hecho de las charlas, llamado ‘Mero Cristianismo’. Éstos son los títulos originales y el orden en los semanarios “Radio Times” de 1941.


Título de la serie: El Bien y el Mal - Una pista para el signficado del universo.
Charla 1 - Decencia Común (Capítulo 1. La Ley de la Naturaleza Humana), 6 agosto 1941.
Charla 2 - Ley Científica y Ley Moral (Capítulo 3. La Realidad de la Ley), 13 agosto 1941.
Charla 3 - Materialismo o Religión (Cap. 4. Lo que Yace Detrás de la Ley), 20 agosto 1941.
Charla 4 - ¿Qué hacemos con eso? (Cap. 5 Tenemos motivo suficiente para estar intranquilos), 27 agosto 1941.
Charla 5 - Preguntas de los radioyentes (Cap. 2 Algunas Objeciones), 3 septiembre 1941.


Nota de la traductora:
1) Usé como base esta traducción completa de “Mero cristianismo’: https://elteologillo.files.wordpress.com/2012/08/13294388-mero-cristianismo.pdf


Mero Cristianismo, por C. C. Lewis


La Realidad de la Ley Moral.


Ahora retomo lo que dije al final de la primera charla: Que había dos cosas extrañas acerca de la raza humana. La primera, que estaba impregnada con la idea de un tipo de comportamiento que debería practicar —lo que se podría llamar juego limpio, o decencia, o moralidad, o la Ley de la naturaleza (humana). La segunda, que, de hecho, no se comportaba así.
Algunos de ustedes se preguntarán por qué digo que esto es extraño; puede que a ustedes les parezca la cosa más natural del mundo. En particular, puede que hayan pensado que fui bastante duro con la raza humana. Después de todo, pueden decir, lo que yo llamo quebrantar la Ley del bien y el mal, o de la naturaleza, sólo significa que la gente no es perfecta.
¿Y por qué debería yo esperar que lo sea? Esa sería una buena respuesta, si lo que yo estuviera intentando hacer fuera fijar la cantidad exacta de culpa que tenemos por no comportarnos como esperamos que otros se comporten. Pero esa no es mi tarea [objetivo] en absoluto. Por ahora no me preocupa la culpa. Estoy tratando de descubrir la verdad. Y desde ese punto de vista, la sola idea de que algo sea imperfecto —de que no esté siendo como debería ser— tiene ciertas consecuencias.
Si usted toma una cosa como una piedra o un árbol, es lo que es, y parece no tener sentido decir que debería haber sido de otra manera. Por cierto, usted puede decir que una piedra tiene “la forma equivocada” si la quiere utilizar para una rocalla [decoración de jardín]; o que un árbol es un árbol malo porque no da tanta sombra como usted esperaba. Pero lo único que usted quiere decir con esto es que la piedra o el árbol no resultan convenientes para algún interés personal suyo. Usted no está, excepto en broma, culpándolos por eso. En realidad, usted sabe que dado el clima y el suelo, el árbol no podría haber sido diferente. Lo que nosotros desde nuestro punto de vista llamamos un árbol “malo”, está obedeciendo las leyes de su naturaleza tanto como un árbol “bueno”.  Bien, ¿usted se ha dado cuenta de lo que esto infiere? Infiere que lo que usualmente llamamos las leyes de la naturaleza —la forma en que el clima influye en un árbol, por ejemplo— en realidad pueden no ser leyes en el estricto sentido, sino sólo en una manera de hablar. Cuando se dice que las piedras que caen siempre obedecen a la ley de la gravedad, ¿no es esto igual a decir que la ley sólo significa “lo que las piedras hacen siempre”? Usted en realidad no piensa que cuando se deja caer una piedra, ésta recuerda súbitamente que tiene órdenes de caer al suelo. Usted sólo quiere decir que, de hecho, ella cae. En otras palabras, usted no puede estar seguro de que haya algo además de los hechos mismos; alguna ley acerca de lo que debería ocurrir, como distinta de lo que ocurre.
Las leyes de la naturaleza, tal como se aplican a las piedras o a los árboles, podrían significar solamente “lo que la naturaleza, de hecho, hace”. Pero si uno pondera [se centra en/presta atención a] la ley de la naturaleza humana, o ley de comportamiento decente, es un asunto diferente. Esa ley ciertamente no significa “lo que los seres humanos, de hecho, hacen”; porque como dije antes, muchos de ellos no obedecen esta ley en absoluto, y ninguno la obedece por completo. La ley de gravedad le dice a usted lo que las piedras hacen si las deja caer; pero la ley de la naturaleza humana le dice lo que los seres humanos deberían hacer, y no hacen. En otras palabras, cuando usted está tratando con seres humanos, algo más entra en juego que está por encima y más allá de los hechos reales. Usted tiene los hechos (cómo se comportan los hombres) y también tiene algo más (cómo deberían comportarse). En el resto del universo no es necesario que haya otra cosa sino los hechos. Los electrones y las moléculas se comportan de cierta manera y de ahí derivan ciertos resultados, y puede que ésa sea toda la historia.


—Como acotación, yo no creo que esa sea toda la historia, como usted verá más adelante. Lo que digo es que, por lo que llevamos argumentado, puede ser. Pero los hombres se comportan de una cierta manera y esa no es toda la historia, porque en todo momento usted sabe que deberían comportarse de manera diferente—.


Pues bien, en realidad esto es tan peculiar que uno es tentado a dar explicaciones. Por ejemplo, podríamos tratar de fingir que cuando usted dice que un hombre no debería comportarse como lo hace, sólo quiere dar a entender lo mismo que cuando dice que una piedra tiene la forma equivocada; es decir, que lo que el hombre está haciendo resulta ser inconveniente para usted. Pero eso simplemente no es verdad. Un hombre que ocupa el asiento del rincón en el tren porque llegó primero, y el hombre que se coló en el asiento mientras yo di vuelta la espalda y quitó de allí mi maleta, son los dos igualmente inconvenientes; pero yo culpo al segundo hombre, y no culpo al primero. Yo no me enojo —excepto quizás por un momento, antes de entrar en razón— con un hombre que me hace tropezar accidentalmente; me enojo con un hombre que intenta hacerme una zancadilla, incluso si no lo consigue. Sin embargo, el primero me ha hecho daño y el segundo no. A veces, el comportamiento que yo llamo ‘malo’ no me resulta inconveniente en absoluto, sino todo lo contrario. En la guerra, cada lado puede encontrar muy útil un traidor al otro lado. Pero, aunque lo utilizan y le pagan, lo consideran una sabandija humana [o una ‘alimaña’]. Así que usted no puede decir que lo que llamamos comportamiento decente en otros, es simplemente el comportamiento que nos resulta útil a nosotros.
Y en cuanto al comportamiento decente en nosotros mismos, supongo que es bastante evidente que no significa el comportamiento que compensa. Significa cosas como estar satisfecho con treinta chelines, cuando podría haber conseguido tres libras; hacer las tareas escolares honestamente, cuando habría sido más fácil hacer trampa; dejar tranquila a una joven, cuando le habría gustado enamorarla; permanecer en lugares peligrosos, cuando podría haber ido a un lugar más seguro; cumplir promesas que habría preferido no cumplir y decir la verdad, incluso cuando le haga parecer un tonto.
Algunas personas dicen que aunque el comportamiento humano decente no significa lo que compensa a una persona en particular en un momento particular, sin embargo significa ‘lo que compensa a la raza humana como un todo’ y, por consiguiente, no hay ningún misterio acerca de ello. Después de todo, los seres humanos tienen algo de sensatez; se dan cuenta de que no se puede tener seguridad o felicidad auténticas, excepto en una sociedad en la que cada uno juegue limpio, y es porque se dan cuenta de esto que tratan de comportarse decentemente.
Evidentemente, es muy cierto que la seguridad y la felicidad sólo pueden venir como resultado de que los individuos, las clases y los países sean honestos, justos y amables unos con otros. Es una de las verdades más importantes del mundo. Pero como una explicación de por qué nos sentimos como nos sentimos acerca de lo que está bien y lo que está mal, en realidad no da en el blanco. Si preguntamos: “¿Por qué debería yo ser altruista?”, y usted responde: “Porque es bueno para la sociedad”, podemos entonces preguntar: “¿Por qué debería importarme a mí lo que es bueno para la sociedad, excepto cuando me compense personalmente?”. Entonces usted tendría que decir: “Porque se debería ser altruista”, lo que únicamente nos lleva de vuelta a donde empezamos. Usted está diciendo lo que es verdad, pero no va más allá de eso [no logra decir nada más]. Si un hombre preguntara cuál fue la finalidad de jugar al fútbol, no serviría de mucho decir “a fin de hacer goles”, porque intentar hacer goles es el juego mismo, no la razón del juego; y en realidad usted sólo estaría diciendo que el fútbol era el fútbol —lo que es verdad, pero no sirve de nada decirlo. Del mismo modo, si un hombre pregunta cuál es la finalidad de comportarse decentemente, de nada sirve responder “a fin de beneficiar a la sociedad”, porque intentar beneficiar a la sociedad —en otras palabras, ser altruista (porque “la sociedad”, después de todo, sólo significa “otras personas”)— es una de las cosas en las que consiste el comportamiento decente; lo único que en realidad usted está diciendo es que el comportamiento decente es el comportamiento decente. Usted habría dicho exactamente lo mismo si se hubiera quedado en la declaración “los hombres deberían ser altruístas”. Y es ahí donde me detengo.
Los hombres deberían ser altruístas, deberían ser justos. No que los hombres son altruístas, ni que les guste ser altruístas, sino que deberían serlo. La ley moral, o ley de la naturaleza humana, no es simplemente un hecho acerca del comportamiento humano en la misma forma en que la ley de la gravedad es, o puede ser, simplemente un hecho acerca de cómo se comportan los objetos pesados.
Por otro lado, no es una mera fantasía, ya que no podemos deshacernos de la idea; y si lo hiciéramos, la mayoría de las cosas que pensamos y decimos acerca de los hombres quedarían reducidas a un sinsentido. Y no es simplemente una declaración de cómo nos gustaría que los hombres se comportaran para nuestra propia conveniencia, porque el comportamiento al que llamamos malo o injusto no es exactamente el mismo que el comportamiento que encontramos inconveniente, e incluso puede ser lo opuesto.

En consecuencia, esta norma de lo que está bien y lo que está mal, o ley de la naturaleza humana, o como quiera llamársela, debe, de uno u otro modo, ser algo real [que existe] —algo que realmente está ahí, no inventado por nosotros. Y sin embargo no es un hecho en el sentido corriente, del mismo modo que nuestro real comportamiento es un hecho. Empieza a parecer como que tendremos que admitir que hay más de un tipo de realidad; que, en este caso particular, hay algo por encima y más allá de los hechos comunes del comportamiento del hombre y, sin embargo, indudablemente real —una ley real, que ninguno de nosotros ha hecho, pero que encontramos que está sobre nosotros presionando [que nos apremia].



viernes, 2 de septiembre de 2016

Mero Cristianismo, Libro I-charla 1 - Autor: C. S. Lewis

(11:04 min, publicado por CSLewisDoodle)


Título en inglés: ‘Right & Wrong - A Clue to the Meaning of the Universe by C.S.Lewis Doodle (BBC Talk 1/Chapter 1)


Título en castellano: ‘El Bien y el Mal’ - Una pista para el significado del universo, por C.S. Lewis Doodle. (BBC Charla 1/Capítulo 1)
(Esta charla fue emitida el miércoles 6 de agosto de 1941)


Notas del autor del video en la descripción:
Una recreación de la charla original dada por C. S. Lewis, emitida por radio durante la Segunda Guerra Mundial. Esta emisión formó la base del capítulo uno del libro "Mero Cristianismo". Usted puede leer extractos del libro aquí: [en inglés]
Esta corta radiodifusión terminó siendo la serie de radio más leída en la historia de la radiodifusión británica, pero en los tiempos del programa en vivo C.S. Lewis verdaderamente tenía competencia por radioescuchas. Gran Bretaña tenía sólo dos estaciones de radio en aquel entonces. A las 7:45 de la tarde, por la frecuencia de ‘Para las Fuerzas [Armadas]' se emitía un programa en vivo de Gracie Fields, la cantante más popular de la época (famosa por ‘Deséame suerte mientras me dices adiós con la mano'). La frecuencia de 'El Servicio al Hogar', en la que Lewis estaba hablando, acababa de terminar su programa de noticias en noruego, y estaba a punto de cambiar al galés, así que había perdido a la mayoría de los radioyentes en inglés. Sin embargo, hacia el final de la serie, Lewis era tan increíblemente popular, que la BBC solicitó de inmediato una nueva serie y fue empleado por la BBC hasta mediados de 1944 guiando a Bretaña a través de algunas de las partes más difíciles de la guerra. La voz de Lewis se convirtió en una de las más reconocidas en Gran Bretaña, sólo superada por la de Winston Churchill.
Usted puede encontrar mis garabatos [dibujos representativos] de la segunda charla de Lewis llamada “La Realidad de la Ley Moral”, aquí:


Algunas ayudas:
Estos garabatos son en realidad herramientas para profesores, y requieren de alguien para desglosar a estudiantes algunas de las ideas aludidas muy brevemente en el garabateo.


Usted puede encontrar las citas (Cicerón, Platón y Moisés) en su totalidad, con referencias, en el apéndice del libro de Lewis “La abolición del hombre”, con la otra cita (de Aristóteles) tomada de “El problema del dolor”.


Varias sociedades a través de la historia han diferido en lo que respecta a con qué personas se debía ser generoso si era sólo con su propia familia, o sus compatriotas, o todo el mundo. Dios le dice a Moisés que todo el mundo debe ser tratado sin parcialidad amar a la persona junto a uno como a uno mismo. Cada acto de hacer trampa, o robar, o aprovecharse de otro, es amarse a sí mismo por encima del prójimo (simplemente la persona "próxima" a usted).


"todos la conocían por naturaleza, y no necesitaba ser enseñada" (4:18). Como dijo el doctor Samuel Johnson: "La gente necesita que le recuerden, más a menudo de lo que necesita que le enseñen." (Lewis, Mero Cristianismo).


"Una nación puede decir que los tratados no importan" (6:41).
En 1914 Gran Bretaña envió un ultimátum a Alemania exigiendo que la neutralidad de Bélgica no fuera violada, de acuerdo a la promesa de Alemania que figura en su tratado con Bélgica y Gran Bretaña. No hubo respuesta. A las 23:00 p. m. del 4 de agosto de 1914, Gran Bretaña declaró la guerra a Alemania. El canciller alemán respondió en estado de shock que: "Sólo por un pedazo de papel, Gran Bretaña iba a hacer la guerra a una nación hermana, que no deseaba nada mejor que ser amiga de ella." Hitler repitió exactamente el mismo sentimiento expresado por el alto mando alemán en la Primera Guerra Mundial, con respecto a su deber de respetar su tratado de límites anterior y subsiguientes promesas con la neutral Bélgica: que el tratado era "papier Fetzen ein" (sólo un pedazo de papel).


"Voy a atacar a Francia y a Inglaterra en el mejor y más rápido de los tiempos. La violación de la neutralidad de Bélgica y Holanda no tiene importancia. Nadie cuestionará eso cuando hayamos ganado. Justificaremos la violación de la neutralidad tan estúpidamente como en 1914 (papier ein Fetzen) ..." Hitler, 23 de noviembre de 1939.


Al mismo tiempo que decía: "Los tratados fronterizos no importan", Hitler justificaba también la invasión a Checoslovaquia y Polonia sobre la base de la ley moral, diciendo que el tratado de Versalles (en el que Alemania se comprometió a respetar ciertos límites) fue injusto para el derecho a expansión de la nación alemana.


Notas de la traductora:
1) Usé como base esta traducción de “Mero Cristianismo’: https://elteologillo.files.wordpress.com/2012/08/13294388-mero-cristianismo.pdf
2) Hay dos párrafos del capitulo 1 del libro que, por alguna razón que desconozco, no están en el video. He señalado con asteriscos el lugar en que aparecen en el libro, y los he agregado al final del texto del video.
[Las primeras palabras que se escuchan en el video son en noruego. En seguida, al mismo tiempo que se muestra la información acerca del programa radial en un periódico, la voz del ‘presentador de la radio’ dice: “Esta noche, la BBC presenta la primera de una serie de charlas llamada ‘El bien y el Mal - Una pista del significado del universo’, por C. S. Lewis. Esta charla se titula ‘Decencia Común’. Y ahora, el Sr. Lewis.”]


[Lewis] Buenas noches. Todos hemos oído discutir a los demás. A veces suena gracioso y a veces suena muy desagradable. Pero como quiera que suene, creo que podemos aprender algo muy importante de escuchar la clase de cosas que dicen. Dicen cosas como esto:  “¿Qué te parecería si alguien te hiciera lo mismo a ti?” “¡Ese es mi asiento!, yo estaba ahí primero.” “¡Déjalo en paz; no te está haciendo ningún daño!”  “¿Por qué te vas a poner primero que yo?” “Dame un pedazo de tu naranja; yo te di un pedazo de la mía.” “¡Vamos, lo prometiste!” La gente dice cosas como eso todos los días, tanto gente educada como sin educación; y niños, además de adultos.  
Bien, lo que me interesa de todos estos comentarios es que el hombre que los hace no está simplemente diciendo que el comportamiento del otro hombre no le agrada. Está apelando a una cierta norma de comportamiento que espera que el otro hombre conozca. Y el otro hombre muy rara vez contesta: “Al diablo con tu norma”. Casi siempre intenta hacer creer que lo que ha estado haciendo no va realmente contra la norma, o que si lo está haciendo hay alguna excusa especial. Pretende [hace que parezca] que hay alguna razón especial en este caso en particular del por qué la persona que ocupó primero el asiento no debería quedarse con él, o de que las cosas eran muy diferentes cuando se le dio el trozo de naranja, o de que ha ocurrido algo que lo exime de cumplir su promesa. De hecho, parece como si ambas partes tuvieran presente alguna especie de Ley, o Regla de juego limpio, o comportamiento decente, o moralidad, o como quiera llamársele, acerca de la cual están muy de acuerdo. Y la tienen presente. Si no la tuvieran, podrían, por supuesto, pelear como animales, pero no podrían disputar en el sentido humano de la palabra. Disputar significa intentar demostrar que el otro hombre está equivocado. Y no tendría sentido intentar hacer eso, a menos que usted y él tuvieran algún tipo de acuerdo en cuanto a lo que está bien y lo que está mal; del mismo modo que no tendría sentido decir que un jugador de fútbol ha cometido una falta, a menos que haya algún acuerdo sobre las reglas de fútbol.
Ahora bien, esta Ley o Regla sobre lo que está bien o está mal solía llamarse La ley de la naturaleza. Hoy en día, cuando hablamos de las “leyes de la naturaleza” generalmente nos referirnos a cosas como la gravedad, o la herencia, o las leyes de la química. Pero cuando los pensadores antiguos llamaban a la ley del bien y el mal “La ley de la naturaleza”, ellos se referían en realidad a la “Ley de la naturaleza humana”. La idea era que, así como todos los cuerpos están gobernados por la ley de la gravedad y las sustancias químicas por las leyes de la química, la criatura llamada hombre también tenía su ley —con esta gran diferencia: que la piedra no podía elegir si obedecía o no a la ley de la gravedad, pero un hombre podía elegir si obedecer a la Ley de la naturaleza humana, o desobedecerla.  
* Ver párrafo al final del documento
Ellos la llamaban Ley de la naturaleza, porque pensaban que todos la conocían por naturaleza, y no necesitaba ser enseñada. No querían decir, por supuesto, que no se pudiera encontrar un  individuo raro aquí y allá que no la conociera, así como uno encuentra unas pocas personas daltónicas, o que no tienen oído para la música. Pero tomando la raza como un todo, pensaban que la idea humana de un comportamiento decente era evidente para todo el mundo. Y yo creo que tenían razón. Si no la tenían, entonces todas las cosas que dijimos sobre la guerra son tonterías. ¿Qué sentido tenía decir que el enemigo estaba equivocado, a menos que el bien sea una cosa real que, en el fondo, los alemanes conocían tan bien como nosotros, y deberían haber practicado? Si ellos no hubieran tenido noción de lo que nosotros entendemos por Bien, entonces, aunque aún así hubiéramos tenido que luchar contra ellos, no podríamos haberlos culpado por eso más de lo que podríamos haberlos culpado por el color de su pelo.
Sé que algunas personas dicen que la idea de una Ley de la naturaleza o comportamiento decente conocida por todos los hombres es poco sólida, porque diferentes civilizaciones y diferentes épocas han tenido moralidades completamente diferentes. Pero esto no es cierto. Ha habido diferencias, ligeramente, entre sus moralidades; pero éstas nunca han llegado a ser, para nada, una diferencia total.
*** Ver párrafo al final del documento.
Sólo piense en lo que significaría una moral totalmente diferente. Piense en un país donde las personas fueran admiradas por huír de la batalla, o donde un hombre se sintiera orgulloso de darle una puñalada por la espalda [traicionar] a todas las personas que hayan sido amables con él. Uno también podría tratar de imaginar un país donde dos y dos fueran cinco. Los hombres han diferido en cuanto a con qué personas se debería ser altruista —si sólo con la propia familia, o los compatriotas, o con todos— pero siempre han estado de acuerdo en que uno no debería ponerse en primer lugar. El egoísmo nunca ha sido admirado. Los hombres han diferido en cuanto a si uno debería tener una esposa o cuatro; pero siempre han convenido en que simplemente uno no debe tener a cualquier mujer que le guste. Pero lo más notable es esto: Cuando sea que se encuentre a un hombre que dice que no cree en un 'Bien y Mal' reales [que existen], se encontrará al mismo hombre desdiciéndose un momento después. Él puede romper su promesa hacia usted, pero si usted intenta romper una hecha a él estará quejándose: "No es justo", antes de que usted pueda decir esta boca es mía [hablar/decir palabra].
Una nación puede decir que los tratados dan lo mismo, pero luego, al minuto siguiente, echar a perder su caso diciendo que el tratado en particular que quiere violar era injusto. Pero si los tratados dan lo mismo, y si no existe tal cosa como Bien y Mal —en otras palabras, si no hay una ley de la naturaleza— ¿cuál es la diferencia entre un tratado justo y uno injusto? ¿No se han delatado mostrando que, digan lo que digan, en realidad conocen la Ley de la Naturaleza como todos los demás? Parece, entonces, que nos vemos forzados a creer en un bien y mal reales [que exiten]. La gente puede a veces estar equivocada acerca de ellos, así como hay gente que suma mal; pero ellos no son un asunto de mero gusto u opinión, del mismo modo que no lo son las tablas de multiplicar.
Ahora, si estamos de acuerdo en eso pasaré a mi siguiente punto, que es éste: Ninguno de nosotros guarda realmente la ley de la naturaleza. Si hay alguna excepción entre ustedes, me disculpo. Sería mucho mejor que escucharan otra radio, porque nada de lo que voy a decir les concierne.
Y ahora, volviendo a los seres humanos comunes que quedan, espero que no malinterpreten lo que voy a decir. No estoy predicando, y Dios sabe que no pretendo ser mejor que nadie más. Sólo estoy tratando llamar la atención respecto a un hecho: El hecho de que este año, o este mes, o más probablemente, este mismo día, nosotros mismos no hemos logrado practicar la clase de comportamiento que esperamos de otras personas. Puede haber todo tipo de excusas para nosotros: Aquella vez que fuiste tan injusto con los niños fue porque estabas muy cansado. Aquel asunto de dinero ligeramente turbio —el que casi has olvidado— ocurrió cuando estabas muy escaso de dinero. Y lo que prometiste hacer por el viejo fulano de tal y nunca has hecho —bueno, nunca lo habrías prometido si hubieras sabido lo terriblemente ocupado que ibas a estar. Y en cuanto a tu comportamiento con tu esposa (o marido), o tu hermana (o hermano), si yo supiera lo irritantes que pueden llegar a ser, no me extrañaría de ello. ¿Y quién diantres soy yo, después de todo? Yo soy exactamente igual. Es decir, no logro cumplir muy bien con la ley de la naturaleza, y en el momento en que alguien me dice que no la estoy cumpliendo, se inicia en mi mente una serie de excusas tan larga como el brazo suyo. En este momento la pregunta no es si son buenas excusas. El punto es, que son una prueba más de cuán profundamente —nos guste o no— creemos en la Ley de la naturaleza.
Si no creyéramos en un comportamiento decente, ¿por qué estaríamos tan ansiosos de dar excusas por no habernos comportado decentemente? La verdad es que creemos tanto en la decencia —percibimos tanto la Regla o Ley presionando sobre nosotros— que no soportamos enfrentar el hecho de que la estamos transgrediendo y, en consecuencia, intentamos eludir la responsabilidad. Porque ustedes se dan cuenta de que es sólo para nuestro mal comportamiento que encontramos todas estas explicaciones. Lo que atribuimos al hecho de estar cansados, o preocupados, o hambrientos, es sólo nuestro mal carácter; nuestro buen carácter lo atribuimos a nosotros mismos.
Estos son, entonces, los dos puntos que quería tratar esta noche. En primer lugar, que los seres humanos, en todo el mundo, tienen esta curiosa idea de que deberían comportarse de una determinada manera, y en realidad no pueden deshacerse de ella. En segundo lugar, que de hecho no se comportan de esa manera. Ellos conocen la ley de la naturaleza; ellos la transgreden. Estos dos hechos son el fundamento de todo pensamiento claro acerca de nosotros mismos y del universo en que vivimos. Gracias.


* Podemos decirlo de otra manera. Todo hombre se encuentra en todo momento sujeto a varios conjuntos de leyes, pero sólo hay una ley que es libre de desobedecer. Como cuerpo, está sujeto a la ley de la gravedad y no puede desobedecerla; si se lo deja sin apoyo en el aire no tiene más elección sobre su caída de la que tiene una piedra. Como organismo, está sujeto a varias leyes biológicas que no puede desobedecer, como tampoco puede desobedecerlas un animal. Es decir, que no puede desobedecer aquellas leyes que comparte con otras cosas; pero la ley que es peculiar a su naturaleza humana, la ley que no comparte con animales, o vegetales, o cosas inorgánicas, es la que puede desobedecer, si así lo quiere.


*** Si cualquiera se toma la molestia de comparar la enseñanza moral de, digamos, los antiguos egipcios, babilonios, hindúes, chinos, griegos y romanos, lo que realmente le va a impresionar [llamar la atención]; va a ser lo similares que son entre sí, y con la nuestra. Algunas evidencias de esto las he reunido en el apédice de otro libro, llamado La Abolición del Hombre; pero, para este propósito [el que le ocupa en esta charla] , sólo necesito pedirle al lector que piense en lo que signficaría una moral totalmente diferente.

lunes, 14 de diciembre de 2015

La Ley de Cristo - Charles Leiter

Hermanos:

"La Ley de Cristo" fue traducido al castellano. El Prólogo es de Paul Washer y lo pueden leer aquí:
 http://illbehonest.com/espanol/la-ley-de-cristo-charles-leiter

O bien, aquí (que es donde está a la venta):
http://resources.grantedministries.org/samples/A00024_foreword.pdf

Granted Ministries es un ministerio que no persigue fines de lucro; en su política de precios tiene considerado incluso regalar libros si la persona no tiene recursos, está realmente interesada, y se compromete a leerlo en un plazo no mayor a seis meses.

sábado, 22 de agosto de 2015

Himno "Rock of Ages" (Roca eternal) - Autor: August M. Toplady


Título en inglés: Rock of Ages
(Augustus M. Toplady, escrito en 1775)



Rock of Ages, cleft for me,
Let me hide myself in Thee;
Let the water and the blood,
From Thy riven side which flowed
Be of sin the double cure;
Save me from its guilt and power.

Roca eternal, perforada por mí,
Déjame esconderme en Ti;
Deja que el agua y la sangre
Que de Tu costado abierto fluyó
Sea doble cura del pecado:
Me salve de su culpa y poder.


Not the labours of my hands
Can fulfill Thy law's demands;
Could my zeal no respite know,
Could my tears forever flow,
All for sin could not atone;
Thou must save, and Thou alone.

El trabajo de mis manos no es el que
Puede cumplir las demandas de Tu Ley;
(También: No es mi esfuerzo el que puede
Cumplir las demandas de Tu Ley;)
Mi celo podría no tener respiro,
Mis lágrimas podrían fluir por siempre,
Nada podría el pecado expiar;
Tú has de salvar y Tú solo.


Nothing in my hand I bring,
Simply to Thy cross I cling;
Naked, come to Thee for dress;
Helpless, look to Thee for grace;
Foul, I to the fountain fly;
Wash me, Savior, or I die.

Nada en mis manos traigo,
Simplemente a Tu cruz me aferro;
Desnudo, vengo a Ti por vestido
Incapaz/Impotente, miro a Ti por gracia;
Sucio, a la fuente voy de prisa;
Lávame, Salvador, o muero/perezco.


While I draw this fleeting breath,
When my eyes shall close in death,
When I soar to worlds unknown,
See Thee on Thy judgment throne;
Rock of Ages, cleft for me,
Let me hide myself in Thee.

Que mientras exhale este aliento breve;
Cuando mis ojos se cierren en la muerte,
Al elevarme a mundos desconocidos,
Te vea en Tu trono de juicio;
Roca eternal, perforada por mí,

Déjame esconderme en Ti.

sábado, 1 de agosto de 2015

Llevando a tus seres queridos a Jesús -Charles Leiter

Título en inglés: Bringing Your Loved Ones to Jesus (45:14 min) subido por I'll Be Honest


Enlace al mensaje subtitulado (está también el texto completo en castellano):

http://illbehonest.com/espanol/llevando-a-tus-seres-queridos-a-jesus-charles-leiter

jueves, 18 de junio de 2015

El testimonio de Paul Washer: Un mentiroso y un cobarde

Título en inglés: Paul Washer's Testimony: A Liar and a Coward
44:40 minutos, subido por illbehonest.

El video está con subtítulos. Presionar "CC" para que aparezcan.



Me han pedido que dé mi testimonio. Y eso siempre es algo de temer,
porque con nuestros testimonios a veces somos propensos a volvernos egocéntricos y ególatras y a… incluso presentarnos de tal manera que parecemos una víctima que luego fue rescatada por Cristo, en vez de un culpable que fue rescatado por Cristo.
He aprendido de mirar a los hombres, de estudiar las Escrituras y de mirar al espejo de mi propia vida que a los hombres les encanta hablar de sí mismos. Así que siempre debemos ser muy cuidadosos con respecto a nuestros testimonios.

Fui criado en un rancho, una granja.
Criábamos ganado y caballos ‘cuarto de milla’, de modo que me criaron algo así como a un niño granjero y vaquero.
Mi padre era incrédulo. Mi madre era creyente, pero tengo una larga ascendencia familiar de gente que sirvió al Señor.

Mi madre era croata y mi abuela era una croata cristiana, y debido a su fe ella sufrió enormemente. Si eres croata, eres católico. Sumamente católico.
Y mi abuela fue convertida, así que dejar el catolicismo era también, en cierto sentido, ser traidor a la cultura croata.
Pero lo que hacía empeorar las cosas era que la única iglesia evangélica que existía en ese entonces era serbia; y los croatas y los serbios han estado en guerra unos contra otros durante siglos, así que el que ella se hiciera parte de eso lo hacía aún peor.
Pero por el testimonio de vida de ella mi madre fue convertida a la edad de 12 años, mientras veía cómo su mamá sufría por Cristo.
Mis abuelos por parte de mi padre fueron unos de los primeros misioneros bautistas en Brasil y en Mindanao.

Antes de nacer fui precedido por un hermano, mi hermano Doug.
Y mi padre, literalmente como escribió en una de sus cartas adoraba la tierra en la que caminaba mi hermano.
Hace unos años descubrí una correspondencia entre mi padre y mi abuelo. En realidad era una carta de mi abuelo y decía esto:
“Bob” así se llamaba mi papá “Temo enormemente por ti y temo por tu hijo, porque he oído que tú dices que adoras la tierra en que ese niño camina. Nuestro gran Dios no va a tolerar ídolos en la vida de ningún hombre”.

Entre los minutos 3:10 y 3:55 hay problemas de audio que no se pueden arreglar

Un día mi hermano corrió hacia la calle y lo atropelló un auto y lo mató.
Y en un sentido real, parte de mi papá murió entonces.
Él lo era todo para mi padre. Y yo crecí como bajo la sombra de eso.
Y fue bastante difícil, para ser honesto. Fue sumamente difícil.

Así que ahí en la granja, el rancho, mi padre era un incrédulo, pero hubo un regalo que de verdad me dio: me enseñó cómo trabajar duro.
De hecho, cuando yo tenía 12 años me llevaron al hospital y recuerdo al doctor amonestando a mi papá, diciéndole:
“Usted va a matar a este niño. Nunca había visto a un niño en este estado; su espalda y todo lo demás. Tiene que dejar de hacerlo trabajar tan duro.”

¿Pero saben?, en cierto sentido fue muy, muy duro.
Pero en cierto sentido fue uno de los más grandes regalos.
Fuimos a un preescolar y a un colegio no muy buenos y yo no era en absoluto un estudiante aplicado.
Pero recuerdo que cuando fui a la universidad, mi primer año, primera clase inglés me pidieron que escribiera un párrafo. Esa fue mi primera tarea.
Reprobé.
No sabía cómo escribir un párrafo. Pero al final del semestre tenía un siete en la asignatura… ¿Por qué? Porque la única cosa que mi padre me había dado era trabajo.
“Sólo trabaja hasta que lo hagas. Eso es todo lo que hay que hacer.”
Y esa también es una buena lección para los padres que están aquí hoy, especialmente para los que dan escuela en casa.
Sé que queremos darles a nuestros hijos latín y cálculo y todas esas diferentes cosas, pero lo más importante que pueden darle a su hijo es Cristo… y carácter.
Dénles carácter y ellos pueden lograr cualquier cosa.
Pueden empezar en el último lugar del curso y saldrán adelante si se les enseña a trabajar.

Mi padre fue una persona que verdaderamente me impulsó.
Yo no era un muy buen atleta, pero era atleta; y si anotaba 20 puntos en un juego era: “Pudiste haber marcado 30”.
Si yo obtenía cierta puntuación en algo: “Pudiste haberlo hecho mejor y así es como pudiste haberlo hecho”.
Y siempre era eso; el vaso siempre parecía estar medio vacío.
Fue de verdad, de verdad difícil. Él era un hombre muy iracundo, muy dominante, muy fuerte. Él podía ser atemorizador.
Una vez vi a mi papá en una situación. Se le acercaron seis hombres; entraron en una discusión con él, y mi padre los miró a los seis y adoptó una postura como esta; él dijo:
“Ustedes me conocen; los azotaré a los seis a la vez; lo haré aquí mismo. Ustedes saben que puedo hacerlo.”
Y ellos se echaron para atrás.
Él realmente era alguien.
Pero siempre estaba enojado, siempre insatisfecho. Sin importar qué sucediera, no era lo suficientemente bueno.
¿Te fijas? Cuando no tienes a Cristo en tu vida, así es la cosa.
Nada satisfará a un hombre nunca, excepto Cristo.

Nuestra relación era muy, muy difícil. Yo vivía con mucho temor.
Y cuando tenía alrededor de 16 años parecía como que las cosas empezaban a cambiar. Mi padre y yo empezamos a tener una mejor relación.
Cuando niño yo era muy bajo, “el enano de la familia”. Sé que no igualé a mi hermano mayor, pero cuando cumplí 16 parecía como que todo cambiaba. Creo que crecí 30cm ese año, subí algo de peso y era más como algo de lo que mi padre podía estar orgulloso. Así que las cosas iban bien.
Y un día estábamos trabajando en el rancho. Yo acababa de cumplir 17 y estábamos haciendo un alambrado.
Bueno, aquí en Rhode Island puede que ustedes no sepan lo que es eso, pero se toma un rollo grande de alambre de púas, se extiende un poste de acero a través de él, un hombre se pone en un lado y el otro se pone en el otro y vas desenrollando el alambre para construir una cerca para caballos o ganado.
Y estábamos conversando mientras caminábamos, incluso riéndonos, lo estábamos pasando bien, y de repente él gritó. Y cuando gritó yo lo agarré y los dos caímos al suelo, y cuando lo di vuelta él estaba muerto.
Murió de un infarto de miocardio.
Bueno, en ese momento todo cambió en mi vida. Todo.
Yo no era cristiano, pero se me conocía como ‘un chico bueno’ —¿saben? y en cuestión de semanas fui al colegio borracho.
Terminé siendo expulsado del equipo de baloncesto del que era capitán.
Simplemente todo tipo de cosas.

Entonces, la gente veía eso y decía: “¡Oh/Ah!” y lo dijeron.
Veían eso y decían: “Este pobre muchacho…”
No, para nada.
Se nos ha enseñado a pensar: ‘Es una víctima de la muerte de su padre’.
Eso no es verdad.
La muerte de mi padre le dio a mi carne malvada la oportunidad de hacer lo que siempre quiso hacer no había autoridad; ahora sí que podía vivir; estaba cada vez más grande, más fuerte; (no había) nadie para decirme qué hacer—.
Así que yo no era una víctima, era culpable.
Y aunque parecía ser un buen muchacho, no era un buen muchacho por dentro. Era sólo que tenía una figura de autoridad muy fuerte sobre mí.
Y para ustedes niños, que hacen escuela en casa, tienen que darse cuenta de algo:
Puede ser la autoridad de su madre o de su padre y sabiduría, e incluso la relación de ellos con Cristo lo que está controlando la moralidad de ustedes, o refrenando tu inmoralidad.
El sólo hecho de que haces escuela en casa no significa que seas una persona piadosa. Puedes fingirlo y ni siquiera saber que estás fingiendo. Y luego cuando esa figura de autoridad es quitada de tu vida te transformas en un salvaje.
Bueno, no; en realidad no te transformas en un salvaje; simplemente se empieza a manifestar lo que siempre has sido en secreto.
De modo que si ves esto en ti mismo esta mañana —ve hacia Cristo.
Ve hacia Cristo, ¿te das cuenta?

Así que, me gradué del colegio. No sabía qué iba a hacer.
Y un día estaba en la corte por alguna razón, ahí en la ciudad y mi entrenador de baloncesto y uno de los profesores del colegio me miró y dijo:
“¡Oye, Washer! ¿Vas a entrar al ejército?”
Dije: “No sé. ¿Por qué?”
Él dijo: “Porque es el único lugar donde podrías ir; ya sea ahí o a la cárcel.”
Y eso me enfureció mucho.

Él dijo: “Porque tú no puedes desenvolverte en la sociedad de afuera.”
Me molestó tanto que llamé a una consejera estudiantil, aun cuando ya me había graduado una señora muy agradable en nuestro colegio y me reuní con ella en su casa y le dije que quería ir a la universidad en algún lugar.
Así que entré a una universidad, una buena; pequeña pero muy buena.
Ustedes saben cómo la gente va a tratar de glorificar de alguna manera; ya saben, yo era peleador, borracho, era esto, era aquello…
Yo era sencillamente el más egocéntrico, egoísta, el patán más vanidoso que hayas conocido en tu vida.
Todo giraba alrededor de mí.
Quería tener las mejores notas para llegar a ser abogado y ganar mucho dinero. Levantaba pesas 3 horas al día, porque quería ser más grande y fuerte que los otros tipos. Hacía todo lo que podía para ser el centro de atención.
Siempre quise ser un superhéroe. Pura vanidad. Vanidad.
Y cuanto más te entregas a eso, más ridículo te ves.
Ustedes saben: “El emperador está desnudo”.
Yo simplemente seguí con eso. Y entonces, mientras haces eso, te entregas cada vez más al engaño.
Y empiezas a mentir.
Yo era uno de los mentirosos más grandes que has conocido en tu vida.
Me acuerdo de una vez mintiéndole a un iba con un amigo, él dijo: “Caramba, no quiero trabajar mañana. Va a estar tan hermoso.”
Yo dije: “Ningún problema. Vamos a hablar con nuestro jefe.”
Así que fui ahí e inventé el cuento más grande sólo improvisando.
Una de las mentiras más grandes del mundo y salimos y mi amigo me miró mi mejor amigo y dijo:
“¿Sabes?, eres espeluznante. Eres espeluznante.”
Y le dije: “¿Qué quieres decir?”
Él respondió: “Sabía que estabas mintiendo y te creí.”
Y yo hacía eso.

Pero una de las cosas más maravillosas es que Dios no permitió que mi conciencia se cauterizara.
Cuanto más profundo me adentraba en mi vanidad, más me odiaba a mí mismo, más oscuro me veía a mí mismo.
Y entonces la obra del Espíritu Santo…
Simplemente todo en mi vida era una mentira.
Bueno, me trasladé de escuela porque decidí que iba a ser un abogado en petróleo y gasolina, así que me fui a la Universidad de Texas y pensé: “Esta es una nueva oportunidad. Voy a ser una persona distinta cuando llegue allá.”
Bueno, ustedes saben cómo fue eso. No fui una persona diferente.
Sólo fue cuestión de semanas, y quedé atrapado en las mismas mentiras y tenía que vivir algo completamente falso; simplemente todo.
Y caí en la cuenta: “Estoy atrapado, no puedo cambiar”.
Y a veces no sé si has hecho esto pero me levantaba en la mañana para ir a clases y me acuerdo que recién entrando, ¿saben? estaba oscuro; encendía la luz del baño, abría la llave de la ducha y parado ahí en la ducha, ¡y tanta oscuridad! No afuera en el cuarto, sino en mí; era como una desesperanza absoluta: “¿Por qué?” No era un filosófico “¿Por qué estoy vivo?”. Era sólo oscuridad. No hay esperanza. No hay nada. No hay absolutamente nada.
Y porque me amaba a mí mismo y quería ser el centro de la atención de todos, levantaba pesas. Vivía para levantar pesas y consumía esteroides.
Me acuerdo que una noche, era la una de la madrugada; no podía dormir y tenía un frasco de pastillas en mi mano y sólo las estaba mirando y me dije:
“Sé que no me matarían si me las tomara todas de una vez pero ojalá tuviera algo que hiciera eso; soy tan miserable.”
Y seguía diciéndolo una y otra vez. Me acuerdo que era:
“Soy el ser humano más miserable de este planeta”.
Ustedes saben, por fuera porque algunos de ustedes pueden estar pensando que el mundo es de verdad algo sensacional; yo tuve un papel importante en esa cosa sensacional. Quiero decir, era muy conocido como un tipo con el cual salir.
¿Saben?, siempre me río cuando pienso en que conocí gente muy hermosa, modelos y esto y lo otro y siempre me río cuando veo a una modelo en un cartel publicitario. Porque les diré a los jóvenes: “¿Ven a esa hermosa mujer ahí?”
Ellos dicen: “Sí”.
Yo digo: “La he visto a las 4 de la madrugada con su cabeza en el escusado, vomitando”. “La he visto sin su maquillaje”.
Y, ¿saben?, he visto eso, he estado ahí, he hecho eso, tengo la camiseta y es sólo a menos que Dios cauterice tu conciencia no importa cuán hermosa aparezca esa vida por fuera, es lo más asqueroso del mundo por dentro.
Yo sabía que mi vida era miserable.
Pero creo que lo peor de todo es que yo sabía que mi vida era sólo una invención; todo era mentira.
Y sabía que estaba en esclavitud, porque alguien podía hacerme una simple pregunta y yo no podía decirle la verdad. Simplemente inventaba algo, porque sabía que podía.
Uno de mis amigos decía: “Caramba, vas a ser un gran abogado”.
Y yo solía pensar para mis adentros: “Sí, terminaré en la cárcel... o suicidándome”.
Yo sabía en que terminaría.
Así que estaba sentado en la cama; y era como la 1:00, 1:30 de la madrugada y golpean a la puerta.
Pienso: “¿Qué es eso?”
Entonces abro la puerta era un complejo de departamentos, estudiantes universitarios—.
Abro la puerta y ahí está este tipo, como de esta estatura, un estudiante de primer año, y está como... temblando.
Yo estaba mirándolo y él dijo: “Probablemente me vas a golpear”.
Lo miré y dije: “¿Sabes? Puede que tengas razón.”
Y él continúa: “Pero tengo que decirte algo.”
Y yo estoy pensando: “Caramba, este tipo está... —algo raro le pasa.
Él continúa: “Tengo que decirte algo.”
Y le digo: “Bien”.
Él sigue: “No puedo soportarlo más.
Te tengo miedo, pero temo más a Dios y no puedo soportarlo más.”
Estoy como: “Bueno ¿qué?”
Él continúa: “Durante dos semanas Dios ha estado diciéndome que venga y te diga algo y he estado con miedo de hacerlo, pero no puedo dormir y tengo que decírtelo.”
Yo pienso: “Esto es Me estás sacando de quicio.”
Y dije haciéndome el chistoso “Bueno, ¿qué es lo que Dios quiere decirme?”
Esto fue lo que él dijo: “Eres un miserable y vas a permanecer miserable hasta que rindas tu vida a Jesucristo.”
Y fue como si me hubiera golpeado con un camión, porque me dije a mí mismo: cuando estaba pensando que soy el ser humano más miserable no lo estaba diciendo en voz alta; él no pudo haber escuchado eso a través de la puerta.
Así que hasta las 4:30 de la madrugada estuvimos caminando por el campus
y él me decía cosas y lo miré y dije: “Mira, conozco la Iglesia Católica y conozco la Bautista y sé que las dos están tú sabes en lados opuestos.
Conozco esos dos grupos y no quiero tener nada que ver con ninguno de ellos”.
Y él dijo esto:
“Está bien, pero yo no estoy hablando sobre la Católica ni sobre la Bautista. Estoy hablando acerca de la persona de Jesucristo, y lo siento, pero tú no puedes escapar de Éste. ¿Qué vas a hacer con Él?”
Y en verdad empecé a pensar acerca de ello.
Empecé a pensar y pensar acerca de ello.
Y mi mamá había puesto una antigua Biblia “King James” en mi maleta y la encontré en algún lugar de mi departamento al buscarla la había metido en alguna parte.
Y abrí la Biblia fue unos pocos días después y decía esto:
La abrí en un pasaje, dice:
El hombre, como la hierba son sus días; como la flor del campo, así florece; cuando el viento pasa sobre ella, deja de ser, y su lugar ya no la reconoce.”
Y me hizo enojar, porque me puse a pensar: “Yo sé esto. Este es parte de mi problema.”
Porque recuerdo a mi padre él era muy listo, muy poderoso, muy respetado,
sin embargo cuando murió recuerdo el funeral cuando la gente vino esa noche vi a un hombre hablando sobre los negocios de ellos; sus mejores amigos, algunos incluso riendo. Eran sinceros, pero fue como que mi papá murió y todos siguieron adelante con su vida.
Y me dije: “Esa es exactamente la forma en que va a ser conmigo. La forma en que es con todos. Eres sólo hierba. Mueres.”

Así que tomé la Biblia y la guardé donde estaba, así, rápidamente y dije, básicamente: “Gracias Dios por decirme algo que ya sabía”.
Pero luego la volví a sacar, después de unos minutos, y decía: “Mas la misericordia del SEÑOR es desde la eternidad hasta la eternidad, para los que le temen.”
Y la parte de la “eternidad’ es la que me llamó la atención.
Así que leía algo y escuchaba algo a este tipo, y empecé como a entender algo acerca del evangelio.
Y entonces un día estando en la biblioteca de los estudiantes de la Universidad de Texas estábamos haciendo encuestas sobre petróleo, porque teníamos un equipo competíamos contra otros equipos en la universidad; estos trabajos de aula en los que simulas ser parte de una empresa y uno tiene que hacer todas estas distintas cosas desde encuestas sobre petróleo hasta contabilidad.
Así que estábamos haciendo alguna de estas encuestas ahí y una de las chicas la única mujer de nuestro equipo se me acerca y dice:
“Oye, voy a tener una fiesta mañana en la noche. ¿Por qué no vienes?”
Y yo había pasado por esa etapa de ir a fiestas y todo, pero había llegado al punto en que ya no iba a fiestas. Sólo iba a un bar, ¿se fijan?, quiero decir, un bar para tipos mayores. Sólo iba a un bar, me sentaba ahí y bebía hasta emborracharme.
Podía pasar dos semanas sin hablar con una persona. Sencillamente ya no me importaba.
Y ni siquiera sé qué me llevaba a querer tener buenas calificaciones todo el tiempo. Supongo que era la única razón que tenía para estar vivo. Así que la miré y dije: “No, no voy a ir a tu fiesta.”
Y ella me miró y todos los tipos que me conocían estaban como mirando y como sonriendo y mirándome mientras yo hablaba con ella.
Dije: “No voy a ir a tu fiesta”.
Y ella dijo: “¿Por qué?”
Y, honestamente, lo que voy a contarles es la verdad.
La miré no fue premeditado, no fue nada por el estilo sólo la miré y dije esto:
“No voy a ir a tu fiesta porque creo en Jesucristo y voy a seguirlo a Él”.
Cuando dije eso, vi su cara y vi a mis amigos, conocidos ahí, en esta empresa conmigo. Los vi mirarme con cara de horror como de: “¿Qué diablos está maquinando ahora?”
Y fue como ¿han visto esas caricaturas donde una ampolleta hace “clic”?
Literalmente, se encendió todavía puedo recordar el preciso momento
entendí de sopetón…
Fue... [instantáneamente] y la miré y ella me miró y dije:
“Eso es exactamente lo que voy a hacer. Voy a largarme de este edificio ahora mismo y voy a seguir a Jesucristo. Amo a Jesucristo y voy a seguir a Jesucristo”.
Y me alejé de ellos, recogí mis cosas y empecé a caminar hacia afuera de esa biblioteca y literalmente, era como si alguien me estuviera llevando en andas.
Todo lo que sabía era que Dios me amaba y que todos mis pecados habían desaparecido.
Era todo lo que sabía.
Por eso cuando uno está tratando con almas tiene que ser muy cuidadoso
voy a hacer una pequeña declaración teológica aquí ahora hay que ser muy, muy cuidadoso porque somos salvados por arrepentimiento y por fe, pero en las etapas iniciales de la conversión eso no siempre se manifiesta de la misma forma.
Por ejemplo, yo era una persona muy malvada. Pero en ese momento yo no estaba ahí pensando en lo malvado que era, esta no era una perfecta demostración puritana de arrepentimiento. Yo no estaba pensando en eso. Todo lo que sabía era que Dios me amaba y que estaba reconciliado.
Y ni siquiera podía usar esa palabra, pero eso era lo que sabía.
Ahora, tú dices: “Bueno, no había arrepentimiento.”
Sí, había...
Se empezó a manifestar, quiero decir, cada día yo veía más de cuán malvado era yo y me rompía el corazón cada vez más.
Así que cuando se está lidiando con almas hay que ser muy, muy cauteloso,
porque he visto personas que tienen muy poca seguridad de su salvación porque, supuestamente, no han tenido esa experiencia de conversión puritana perfecta pero tampoco la tuvo Jonathan Edwards.
Pero al final qué pasa: empieza el arrepentimiento, empieza la fe.
Yo estaba tan feliz y cuando iba hacia la puerta de la biblioteca y la abrí y una chica estaba entrando, que después supe que había estado orando por mí durante 6 meses; ella y varias otras que estaban en el mismo complejo de departamentos que yo.
Y cuando abrí la puerta ella dijo: “¡¿Pablo?!”
Y dije: “¿Sí?”
Ella continúa: “¡¿Qué te pasó?!”
Dije: “¿A que refieres con qué me pasó?”
Ella continúa: “Tu rostro. Estás simplemente ¿Qué te pasó?”
Y yo dije: “No sé.”
Y me acuerdo que me asusté.
Yo sabía que era un ser humano diferente.
Era un hombre diferente.
Y sólo caminaba, corría... corría cuando nadie me veía y caminaba cuando la gente estaba pasando al lado mío.
Tenía que volver y encontrar a ese tipo que estuvo en mi departamento.
Y dije: “Miguel, ¡estoy asustado!”
Él dijo: “¿Qué pasa?”
Digo: “Ya no soy yo. No soy yo.”
Así que me llevó donde este tipo que lo discipulaba a él, que era el residente ustedes saben, el supervisor que era cristiano, Miguel Martin, un tejano grande.
Así que golpeé la puerta y Miguel dice: ”¿Qué pasa?”
Miguel dijo: “Dile lo que pasa” los dos se llamaban Miguel.
Y le dije: “No sé. Creo en Jesús y no soy la misma persona que era hace una hora atrás.”
Y él me palmotea la espalda, ustedes saben … tejano grande, dice: “Amigo, ¡has nacido de nuevo!”
Eso fue lo que dijo: Y yo dije: “¡¿Qué es eso?!” Ya saben: “¿Qué signfica eso?”

Entonces, por más o menos un mes y medio fue glorioso.
Todo lo que podía pensar era en Jesús.
Recuerdo que al día siguiente me compraron una Biblia de estudio ‘Ryrie’.
Tenía esa Biblia de Estudio Ryrie de la versión NASB, la llevaba a clases.
Y mis amigos me miraban otra vez como: “¿Qué estás tramando, Washer?”
Yo decía: “No, he nacido de nuevo. No soy la misma persona.”
Me acuerdo que, caminando de vuelta de clases el segundo día había una gran multitud en el Centro de Recursos para los estudiantes y un tipo sentado ahí, como predicando; pero no estaba predicando, estaba hablando sobre humanismo y sexo libre y todas esas diferentes cosas y que no hay moralidad.
Y yo no sabía nada, pero me enojé mucho; yo sabía que él era un mentiroso.
Fue como que algo simplemente me levantó y me empujó y llegué justo donde él estaba y dije: “Caballero” en voz muy alta “Usted es un mentiroso y un engañador y está engañando a toda esta gente.”
Así que ese fue mi primer sermón. No ha cambiado mucho desde entonces.
Y por alrededor de un mes todo estaba yendo realmente bien porque a veces, cuando Dios salva a una persona, Él literalmente la sumerge en gracia para protegerla.
Y entonces un tipo se me acerca y le digo que soy cristiano, y él dice: “¿Cuándo oraste la oración?”
Y respondí: “¿Qué?”
Y él repite: “¿Cuándo oraste la oración?”
Y respondí: “¿Qué oración?”
Él dice: “La oración.” Así que se sentó conmigo y me explicó cómo tienes que orar y pedirle a Jersús que entre en tu corazón.
Así que estoy como: “Yo no hice eso…”
Y entonces, por los siguientes dos meses, o al menos seis semanas, regresó toda la miseria.
Todos los días, venía y decía: “Si no oré esto correctamente, si no oré esto bien... y la oraba una y otra vez… y un día me di cuenta: “Esto es estúpido. Soy una nueva criatura. Me convertí en una nueva criatura ese día en la biblioteca”.
Pero esto es lo que pasó:
Cuando fui convertido como que -yo era un malhablado- quiero decir, un grosero; y eso paró sin más ni más; las borracheras pararon; el otro asunto paró. Lo que no paró fue… la mentira y la exageración.
Tú dices: “Bueno, entonces no fuiste salvado, porque los mentirosos no heredan el Reino”.
Bueno, no, había una gran diferencia. Yo podía decir una mentira así de pequeña y era como si Dios clavara una lanza en mi corazón cada vez que lo hacía. Y yo tenía que regresar es lo más humillante del mundo e ir donde mi amigo y decir: “Te mentí”, o “exageré esto.” Digo, eran como puñales. Era horrible. Es como si alguien metiera un cuchillo en tu garganta y te desgarrara todo el cuerpo hacia abajo cada vez.
De nuevo, Dios saca ciertas cosas de nuestras vidas en el momento en que somos convertidos. Y permite que otras cosas queden para trabajar a través de ellas progresivamente y provoquen que caminemos en humildad, que no saltemos a guzgar a otros. Sabemos que la santificación es un prceso.

Bueno, yo supe casi...
Esto realmente va a ser algo difícil de explicar, pero supe casi en el momento que fui convertido, que también iba a predicar. Y la razón por la que supe eso es porque cuando era niño, 14, 15, 13, 12 años… tenía sueños en la noche y siempre podía verme de pie delante de una cortina roja, una sencilla cortina roja y un sencillo púlpito de madera y predicando; y despertaba llorando y decía: “Dios” porque yo detestaba la idea de ser predicador
Decía: “Haré cualquier cosa. Me salvaré yo solía decir eso si Tú sólo me prometes que no tengo que predicar porque no quiero hacer eso.”
Así que yo como que sabía... que esto era algo… y fue, simplemente fue algo que empezó a venir y sentí como que tenía que testificar a la gente.
Y me acuerdo de estar de pie afuera en el campus repartiendo folletos y ustedes saben muchachas pasando, las mismas que solían supongo pensar que yo era ‘alguien’, yo les pasaba folletos y ellas los tomaban, se reían y los arrugaban en mi cara y los tiraban al suelo.
Mis amigos se me acercaron, me sacaron a un lado y dijeron: “¿Qué has hecho? ¿Te uniste a una secta? ¿Qué demonios estás haciendo? Estás llamando la atención aquí en medio del campus; la gente piensa que has perdido la razón.”
Y recuerdo que les pregunté una vez tres de ellos se me acercaron y dije:
“¿Ustedes creen que Jesucristo murió?”
Y ellos dijeron: “Bueno, claro que creemos. Tú sabes, todo el mundo sabe eso. Él hizo eso. Voy a la iglesia, sí.”
Y continué: “¡Él murió!” Ellos dijeron: “Sí.”
Y dije: “¿Qué más puedo hacer? Ahora estoy prisionero. No tengo otra opción.
Soy Suyo.”

Y hubo muchas luchas y cosas que siguieron, pero… algo que es realmente algo que quiero compartir con ustedes es quehace unos dos años, tres años atrás, una persona estaba hablando conmigo y dijo: “Hermano Pablo, no queremos exaltarte ni nada como eso, pero queremos contarte que te agradecemos por dos cosas:
“Una, tu valentía el que tú te pares y digas las cosas que dices aunque los hombres te odien. Y dos: que digas la verdad.”
Me dijeron eso y no pensé mucho en ello; luego subí a mi auto estaba regresando a la iglesia donde estaba asistiendo y me bajé del auto y de repente caí en la cuenta de lo que ellos me dijeron.
Y empecé a llorar sin poder contenerme. Tuve que entrar a la iglesia y meterme en mi oficina. Y la razón fue que pensé:
“Mira lo que están diciendo ellos… valentía y verdad.”
Antes de que fuera creyente, aun cuando yo era fuerte, un montón de cosas, me intimidaba todo el mundo. Pienso que era la razón del por qué yo levantaba pesas tanto; quiero decir, yo ni siquiera quería ir al [Hipermercado] Walmart a devolver algo. Tenía miedo de que alguien se enojara o algo así.
Y entonces volví al pasado/rememoré y pensé:
“Si hay una cosa que me destacaba en mi vida antes de Cristo es que yo era un mentiroso.” Yo mentía más que cualquier ser humano que haya conocido jamás.
Y me senté ahí y continué: “Ahora soy conocido por ser valiente y decir la verdad cuando era el mayor de los cobardes y el más grande de los mentirosos.”

¿Ven eso? ¿No es asombroso?
Y sería todavía hoy el mayor de los cobardes y el mentiroso más grande si no fuera por la gracia de Dios.
Y encuentro sorprendente que cuando leí la historia “La vida de George Muller” saben él manejó millones de dólares, murió básicamente con la ropa que tenía puesta. Se encargó de decenas de miles de huérfanos; su reputación fue su administración de las finanzas; y sin embargo, antes de ser convertido era un ladrón que robaba dinero de su propio padre, lo metieron a la cárcel por estafar gente y no pagar sus deudas.
¿No es asombroso eso?
Dios toma aquello que no es y hace que sea lo que es.
Eso significa que todo es la gracia de Dios.
A veces miro a mis hijos y digo:
“¿Ustedes creen que soy un buen papá y que  amo a su mamá?” Y ellos van a decir: “Sí papá.”
Y continúo: “La única razón por la que ustedes pueden decir eso es por lo que Dios hizo por su papá, porque su papá jamás habría podido casarse, tener un matrimonio; habría sido incapaz de ocuparse de hijos, porque él estaba en esclavitud a su propia vanidad y pecado. Así que cualquier cosa buena que estén recibiendo de este hombre es la obra recreadora de nuestro Señor y Salvador, Jesucristo.”
Y después que fui salvado fui muy, muy afortunado para ir a una iglesia; era sólo una iglesia bautisa independiente, pero independiente, no como una denominación; era una iglesia bautista. Y el pastor ahí era uno de los hombres más inusuales que he conocido. No era reformado, no era nada como eso.
Hasta hoy no he visto a un hombre predicar con más poder. Nunca he visto un hombre tan lleno del Espíritu Santo como él. Y mientras estuve ahí, un hombre mayor llamado hermano Pittman puso algunos libros en mi mano:
“El secreto espiritual de Hudson Taylor”; “La autobiografia de George Muller”; “Por qué tarda el Avivamiento”, de Leonard Ravenhill y estos libros acerca de hombres que oraban no sólo oraban, oraban horas y horas y horas al día.
Y viendo un ejemplo viviente del poder del Espíritu Santo frente a mí cada domingo y viendo estos libros, me hizo darme cuenta de algo:
El cristianismo, aunque tiene que ver con doctrina y la doctrina es fundamental lo es; es sólo que la doctrina es fundamental, (el cristianismo) es acerca de vida y poder. Lo es el poder para vivir dice Pablo: “su poder que obra poderosamente en mí.”
Y les cuento este testimonio porque es absolutamente no puedo entender mi vida aparte de ello.
Por alguna razón, después de unos pocos años en mi cristianismo, Dios empezó a obrar en mí una vida de oración que hasta ahora no he podido igualar. Empezó con una hora al día, luego dos horas al día, a veces tres horas al día… Casi de locos.
Trabajaba en una cafetería con el fin de financiar yo mismo la universidad; tan pronto como salía de ahí iba a la biblioteca; regresaba a casa desde la biblioteca a las 11 de la noche. Oraba hasta la 1, 2, 3 de la madrugada, luego me levantaba en la mañana a las siete, volvía a clases… simplemente… continuó por meses y meses.
Sé que esto suena casi de locos para ustedes, pero decidí que, o bien conocería a Dios, o moriría. Yo era cristiano, conocía a Dios, había nacido de nuevo, pero estaba esto de que podía conocerlo a Él y de que Su poder podía ser una realidad en mi vida.
Y yo decía: “Voy a entrar a este closet y no voy a salir hasta que, o bien Dios se junte conmigo ni siquiera sabía lo que significaba eso Dios se junte conmigo o yo muera.
Me quedaba dormido 15 minutos después y todos mis compañeros de pieza llegaban a casa 3 horas después y me encontraban dormido en el closet.
Ellos pensaban que yo me había vuelto completamente loco.
Así que empecé a poner una alarma de reloj cada 15 minutos porque hasta hoy debido a que trabajo duro muchas veces cuando oro me quedo dormido; y así la alarma sonaba, me hacía despertar, empezaba a orar, la ponía de nuevo y por meses todo lo que oraba era esto:
“Señor, ya van 47 días ahora… y todavía no has venido. Tú dijiste que si yo te buscaba, te encontraría.” Y después: “Señor, ya van 93 días.”
Y todo lo que hacía durante horas era sentarme ahí y decir: “Estoy esperando, no voy a desertar. No voy a abandonar” y sólo me sentaba ahí.
Todos fueron a un retiro de jóvenes, una especie de de retiro universitario en la primavera; nunca olvidaré eso. Y yo sabía que el Señor quería que yo fuera a las colinas del poniente de Texas. Fui allá por 3, 3 días y medio, y si alguien me hubiera visto, habría llamado a las autoridades. Estaba en la cima de una colina llegué al punto en que agarraba piedras y las lanzaba al cielo tan alto como podía, diciendo: “¿Esa golpeó la puerta? Esa golpeó la puerta?” “¿Me escuchaste? ¡Todavía estoy aquí! ¿Donde estás? ¿Dónde está el Señor Dios de Elías?”
Regresé a la escuela.
Una noche estaba clamando a Dios… En realidad yo no sabía nada sobre la oración; aún era un cristiano sólo por alrededor de un año o algo así clamando a Dios: “Todavía estoy aquí.” Esperé ahí tres horas diciendo sólo: “Sigo aquí. Estoy aquí. Sigo aquí.”
Y de repente, sólo clamé: “Padre… por favor…”
Ahora, algunos de ustedes van a estar en desacuerdo conmigo y... no me importa; pero en ese momento, Dios vino a ese lugar en tal foma que fui lanzado a tierra y no sé cuántas horas estuve echado ahí en posición fetal cubriendo mi cabeza con mis brazos, pensando que de alguna manera había blasfemado, o que Él estaba más que harto de lo que yo estaba haciendo
estaba tan asustado, estuve ahí, no podía controlar mi cuerpo.

El resto del video se perdió debido a complicaciones técnicas.
Se recuperó el audio del resto del sermón.

No sé cuanto duró eso. Yo estaba convencido de que había carros de bomberos y policías y todo afuera del complejo de mi departamento, porque probablemente había fuego bajando del cielo.
Entonces no sé después de cuántas horas, pero fui llenado de tal gozo. Se abrio mi boca, y fue como que salieron Proverbios y Salmos y no, no se asusten, no hablé en lenguas. Pero durante horas sólo estuve hablando grandes cosas acerca de Dios, cosas magníficas acerca de Dios.
Ahora, sea lo que sea que quieran decir, les puedo contar que mi predicación en las calles, todo cambió.
¿Lucho con el pecado todavía? Sí.
¿Llevo avivamiento a todos lados en el bolsillo? De ninguna manera.
Pero para mí, la presencia del Dios viviente es más real en este edificio ahora mismo que la presencia de todos ustedes juntos.
Y todo lo que estoy queriendo decirles es que el Señor Dios es más que una verdad proposicional.
Y ustedes nunca podrán decirme que los santos del Antiguo Testamento estaban más al tanto de la presencia de Dios que aquellos de nosotros en el Nuevo Testamento a quienes ha venido el cumplimiento de todas las cosas.
Que Dios es un Dios sobrenatural, que en oración un hombre puede encontrarse con Dios y que Dios puede acercarse a un hombre o una mujer a tal punto que ellos no pueden siquiera ahora entiendo el lenguaje apocalíptico que una de las razones por las que un profeta está escribiendo en un lenguaje tan extraño es porque está al borde de la locura. Está viendo cosas que nuestra mente ni siquiera puede comprender. Su lenguaje no podía explicar, porque él no podía comprender.
Lo que trato de comunicarles a mis hijos a través de cada doctrina...
Queremos que ellos entiendan las confesiones.
Queremos que entiendan los principios y proverbios y muchas otras cosas, pero quiero que vean esto: nuestro Dios es un Dios viviente. Y como acostumbraba decir Leonard Ravenhill: “Todos quieren dar una definición nueva de cristianismo, pero lo que el mundo está esperando es una nueva demostración del cristianismo.”
Esas han sido cosas que han sido fundamentales para el resto de mi vida,
así que vamos a terminar aquí.
Pero déjenme decirles esto: Cuando hablamos sobre esto, de buscar a Dios y experiencias, no hay dos vidas iguales; lo que le sucede a un creyente no tiene que sucederle a otro. No deberíamos buscar experiencias, sino que deberíamos buscar a Dios en Cristo. Pero con lo que deberíamos quedarnos es con esto:
Hay un cristianismo allá afuera, hay un Dios allá afuera que está esperando que lo llamen. Y ser perseguido con audacia. Y de tal audacia Él se complace muchísimo. Algunas veces es casi como que Él mira a los ángeles y dice: “Aquí viene el salvaje de nuevo.”
Un salvajismo como ése. Dios se complace en eso.
Uno de mis poemas favoritos es:
“Hay regocijo en el trayecto,
una luz que podemos amar en el camino.
Hay asombro y salvajismo para la vida, y libertad para aquellos que obedecen.”
Pemítanme orar.


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