sábado, 19 de marzo de 2011

La Cruz que los predicadores modernos ponen en la parte de atrás

http://www.youtube.com/watch?v=1QbWYFsI2G8

Título en inglés: "The Cross the Modern Preachers Put in the Back" (10.22 min, cargada por LaneCh)


Y ahora, voy a ir al Jardín por un momento:“Padre, deja que este cáliz pase de mí, deja que esta copa pase de mí. Gotas de sangre. “Deja que esta copa pase de mí.”
¡Estos predicadores! Ellos dicen: "Ah, Jesús no quería ir a la cruz romana".
¡Eso es una mentira!
"Ah, Jesús... -estos predicadores carismáticos- Jesús le tenía miedo al diablo".
¡Blasfemia!
"Ah, esa cruz romana, ese azote, Él no quería ir a eso".
¡Absurdo!

Déjame hacerte una pregunta, sólo por un segundo. Quiero que pienses sobre esto sólo por un momento:
Después de la muerte y resurrección de Jesucristo -desde aquel tiempo- se estima que 50 millones de hombres y mujeres y niños han muerto por sus profesiones de fe en Jesucristo. Murieron como mártires.
Desde la iglesia primitiva hasta la época de los puritanos y de la Reforma, ¿saben?… vamos a usar a la iglesia primitiva como ejemplo. Muchos seguidores de Jesús fueron crucificados. No sólo crucificados, fueron crucificados cabeza abajo. No sólo crucificados cabeza abajo, los cubrían de brea y les prendían fuego para proveer de luz a las calles de Roma. Pero muchos de esos seguidores de Jesús - con cadenas que les eran quitadas para ser crucificados- cantaban himnos llenos de gozo.
¿Honestamente crees que el Capitán de nuestra salvación está en el jardín acobardándose de una cruz aún cuando Sus discípulos fueron a la misma cruz con gozo en sus corazones? ¿Piensas que el Capitán de nuestra salvación es tan débil?
¡Piensen, caramba! Jesús no tenía miedo de la cruz, o de un clavo, una lanza o una corona de espinas. ¿Qué había en la copa? Nunca olvidaré esto:
Estaba en una escuela reformada -escuela teológicamente reformada- muchos años atrás. Fui allá y dije: “Bien, me han llamado para predicar. Aquí estoy.”
Ellos dijeron: “Predicarás allá afuera, en el auditorio.”
Dije: “Maravilloso, ¿qué edades?”. Y ellos dijeron: “Bueno, desde Jardín Infantil hasta el duodécimo grado (último año).”
Dije: “Bueno, predicaré sobre la expiación. Ese un rango algo amplio, ¿no creen?”
Ellos dijeron: “No será (un) problema, Sr. Washer.”

Así que entré allá y mientras estaba predicando, me detuve y dije: “¿Qué había en el cáliz? ¿Qué fue lo que hizo temblar a Jesús?”
Y nunca olvidaré a esta pequeña de 8 años que alzó la mano y dije: “¿Sí?” Y ella se paró, se puso a un costado de su mesa, y dijo: “Sr. Washer, la ira de Dios estaba en la copa. El odio intenso de Dios por todo lo que es malo estaba en la copa.”


¿Una cruz de madera? Todos los hombres están bajo la feroz, justa ira de Dios a causa de su despreciable maldad. Alguien tenía que beber esa ira. Jesucristo en aquel madero cargó la culpa de Su pueblo y se paró en el lugar de ellos. Entonces, todo el santo, justo odio; la ira, juicio y justicia de Dios como una luz blanca enceguecedora vino, aplastando la cabeza de Su Hijo Unigénito. ¿Alguna vez has leído “Y a Jehová le agradó aplastarlo?" (Isaías 53:10). Machacarlo hasta hacerlo polvo. Imagínate por un momento una represa de 10 mil millas* de alto y 10 mil millas de largo y tú parado debajo de eso. Una milla detrás de la pared y de repente, en un segundo, la pared es empujada y toda el agua viene de golpe sobre ti, pero justo antes que te llegue a los pies, el suelo se abre y se la traga. *(1 milla = 1609 m)

De manera que la ira de Dios (=la copa) destinada para el pueblo/la gente, El Hijo de Dios tomó esa copa de la mano de Su Padre y Él bebió cada gota. Y cuando gritó: “Consumado es” Él la dio vuelta y ninguna gota cayó. La bebió toda.
Si resumiera la copa de la ira en el Antiguo Testamento sería algo como esto, Dios diciendo: 'A causa de la perversidad y la rebelión de las naciones, les enviaré la fuerza completa de Mi ira. Les enviaré mi copa y se las haré beber y ellos la tomarán y tambalearán y morirán'. Pero en aquel madero, Cristo bebió la copa.

Has escuchado esta historia de Abraham y su hijo: Vete a aquella montaña y descuartiza a tu único hijo. Abraham se va a aquella montaña en obediencia. Ata a su hijo. Su hijo no ofrece ninguna resistencia, según parece. El viejo va por el cuchillo, pone su mano sobre la frente de su hijo y mientras la mano baja, es detenido. Dios proveerá. Y entonces, ¡que historia maravillosa!
ahí estaba... el animal atrapado por sus cuernos en el arbusto. Qué lindo final de la historia.
¡No fue el final! ¡Fue el intermedio! Cientos de años después, en un monte llamado Calvario, Dios el Padre pone Su mano sobre la cabeza de Su Hijo Unigénito y Lo descuartiza. ¡Alguien tenía que morir!

¿Ves?, esta es la cruz que todos esos predicadores de los días modernos ponen en la parte de atrás de la tienda, no en la vitrina de la tienda. Porque es algo vergonzoso. Es una cosa horrenda. Una cosa terrible. Algunos de ustedes se están mirando unos a otros como si (quisieran decir) “Yo nunca había oído algo como eso antes.
Absolutamente, y ese es el por qué la cruz tiene tan poco poder en tu vida. Esta es una cosa horrenda, una cosa despreciable. No el tipo de cosa que usas alrededor tu cuello.
Alguien tenía que morir. La justicia tenía que ser satisfecha. Para demostrar amor, Dios primero tenía que alejar el pecado, y sólo había una manera de hacerlo: La muerte del Hijo Unigénito de Dios. ¡Él murió!

¿Ves?, y es acerca de esto lo que la vida cristiana es. Pablo dice en Romanos capítulo 12 -él implora al pueblo- dice: “os insto, como un pastor instaría a un rebaño amado. Él dice, “os insto”,
¿A hacer qué? “A entregar tu vida, a ofrecer tu vida como un sacrificio vivo y santo grato a Dios.” Pero Pablo da la motivación. Él dice, "para entregar tu vida debido a… basado en las misericordias de Dios. ¿Y de qué está hablando? De lo que debería motivarte a rendir tu vida por Cristo a través de las misericordias de Dios.
Pero en Romanos capítulo 12 las misericordias de Dios se refieren a los primeros 11 capítulos del libro de Romanos. Donde, en los primeros 11 capítulos del libro de Romanos Pablo explica todo lo que Dios ha hecho por nosotros en Cristo y él reflexiona: "ya que Dios ha hecho todo esto en Cristo, ahora entreguen sus vidas por Él".
Y cuanto más sabes de la cruz, más eres dado a entregar tu vida por Él. Él ya no es más este pequeño accesorio que pones en tu vida para hacerla mejor. Él ES tu vida. Eres consumido por Él. Eres constreñido por Él. Cada pensamiento, cada juicio, cada palabra, cada cosa que haces. 
¿Por qué hace esto, caballero? ¿Por qué hace eso, caballero? ¡Porque Cristo ha derramado Su propia sangre por mi alma!
El amor de Dios en Cristo me constriñe. Él murió.

Autor del sacrificio.
La creación envía el llamado.
Autor del sacrificio.
Una vida para pagar por todos ellos.
Autor del sacrificio.
El único inocente debe ser sacrificado.
Autor del sacrificio.
Y trae al hombre de vuelta a Dios otra vez.

Él murió.
Es asombroso lo que el Espíritu puede hacer cuando está aquí. Es asombroso lo que no es hecho cuando Él no está. Pero, Cristo murió. Esas palabras deberían ser suficientes para romper tu corazón en mil pedazos y arrojarte al piso y alabar. Cristo ... murió por ti. Pero Pablo nos dice… la Escritura nos dice que Él no permaneció muerto. No es sólo la muerte de Jesucristo la que nos salva, es también la resurrección de Jesucristo. Tiene una gran parte en la historia. Si Él hubiese permanecido muerto no habría nada. No habría esperanza. Todas las cosas se harían añicos/trizas. Pero Dios ha reivindicado a Su Hijo Unigénito al levantarlo de los muertos. Y al levantarlo de los muertos, Dios ha puesto Su sello y nos ha dicho -declarado públicamente por medio de la resurrección de Jesucristo- que Su sacrificio fue suficiente para expiar los pecados de Su pueblo.

Cristo murió. Cristo resurgió de entre los muertos. Y Cristo ascendió 40 días después a la derecha de Su Padre.

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